La pandemia de la COVID-19 está aumentando el hambre en muchos países, especialmente en aquellos que estaban experimentando inseguridad alimentaria incluso antes del brote de la enfermedad. Son conclusiones sacadas de las evaluaciones realizadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
“La pandemia de COVID-19 representa un peligro claro para la seguridad alimentaria y la nutrición, especialmente para las comunidades más vulnerables del mundo”, ha explicado el Director General de la FAO, QU Dongy, durante un evento virtual. Por ejemplo, la inseguridad alimentaria en Afganistán se ha visto agravada por la pandemia, con 10,3 millones de personas que padecen hambre aguda o una situación alimentaria aún peor.
Se encontró una tendencia similar en la República Centroafricana, donde una estimación de 2,4 millones de personas se encuentra en niveles peores de inseguridad alimentaria aguda, que es un aumento del 11 por ciento con respecto a los niveles previos a la pandemia. Según las proyecciones, alrededor de 3,5 millones de personas en Somalia enfrentarán una crisis alimentaria, que es 3 veces la cifra a principios de 2020.
Según el Informe Global 2020 sobre Crisis Alimentarias, publicado por la FAO, la Unión Europea y otros 13 socios, un total de 135 millones de personas en todo el mundo ya enfrentaban el hambre aguda antes de la pandemia. Con un estresante adicional, otros 183 millones estaban en riesgo de ser empujados hacia el hambre extrema. La FAO recomienda más apoyo para los medios de vida ya que el análisis de costo-beneficio indicó que tales intervenciones serán útiles.
Más información en la página web de la FAO.