Investigadores del Instituto Internacional de Agricultura Tropical (IITA) y la Universidad de Ibadan, Nigeria han informado de que la deficiencia de micronutrientes es el principal culpable del hambre oculta, que exige el consumo de alimentos enriquecidos con una cantidad suficiente de micronutrientes biodisponibles.

Y es que la desnutrición, en particular la deficiencia de micronutrientes, se relaciona con la anemia, la fatiga, la ceguera y el 17% de las muertes de niños menores de cinco años en los países en desarrollo. Otros síntomas alarmantes de la deficiencia de micronutrientes incluyen retraso en el crecimiento de los bebés, baja inmunidad a las infecciones y desarrollo lento del cerebro.

Una de las formas de abordar la desnutrición es biofortificar el maíz, que se cultiva en muchos países en desarrollo. Un cultivo que requiere un bajo coste de producción y que se usa ampliamente para alimentos procesados. Los granos de maíz se componen de 72% de almidón, 10% de proteína, 4,8% de grasa, 8,5% de fibra dietética y 3% de azúcar. Sin embargo, la mayoría de las variedades de maíz tienen bajas cantidades de vitamina A, hierro y zinc.

En el estudio, los investigadores cruzaron 24 maíces tropicales con distintos niveles de zinc y provitamina A. Las líneas endogámicas se agruparon en seis conjuntos de cruces que se usaron como progenitores para generar 96 híbridos. Se sembraron líneas puras e híbridos en ensayos aislados y luego se registraron las características agronómicas y de micronutrientes. Esta investigación abre nuevas vías para la mejora genética vegetal en la lucha contra el hambre. Más información en CGIAR.

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