El arroz es el principal alimento básico de más de la mitad de la población mundial y, a medida que la población crece, se espera que también aumente su demanda. Pero este aumento de producción que se espera sea necesario en no mucho tiempo no tiene una perspectiva sencilla. “La producción mundial de arroz se enfrenta ahora a un gran desafío debido al cambio climático, la escasez de agua, la escasez de mano de obra y la desaceleración del aumento del rendimiento en muchas partes del mundo”, afirma Shen Yuan, investigador asociado postdoctoral en la Universidad Agrícola de Huazhong en China.

El desafío es producir más arroz en las tierras de cultivo existentes y, al mismo tiempo, minimizar el impacto ambiental. Una nueva investigación dirigida por Shaobing Peng, profesor de agronomía en la Universidad Agrícola de Huazhong (China), y Patricio Grassini, profesor asociado de agronomía en Nebraska (Estados Unidos) y codirector del Global Yield Gap Atlas, proporciona un análisis de las hojas de ruta hacia la intensificación sostenible para una mayor producción mundial de arroz.

La investigación ha sudo publicada en la edición del 9 de diciembre de Nature Communications. “La comparación de los sistemas de cultivo de arroz en todo el mundo en términos de productividad y eficiencia en el uso de insumos aplicados puede ayudar a identificar oportunidades de mejora”, ha explicado Grassini. El estudio evaluó los rendimientos de arroz y la eficiencia en el uso de agua, fertilizantes, pesticidas y mano de obra en 32 sistemas de cultivo de arroz que representaron la mitad del área mundial cosechada de arroz.

“Este estudio es la evaluación global más completa de los sistemas de producción para un cultivo básico importante que yo conozca, y establecerá el estándar para la comparación global futura de tales sistemas”, afirma Kenneth G. Cassman, profesor emérito en Nebraska y un coautor del artículo. La buena noticia, según el estudio, es que todavía hay un margen considerable para aumentar la producción de arroz y reducir el impacto ambiental negativo.

“Alrededor de dos tercios del área total de arroz incluida en nuestro estudio tiene rendimientos que están por debajo del rendimiento que se puede lograr con buenas prácticas agronómicas”, explica Yuan, quien resalta que “cerrar la brecha de rendimiento existente requiere una mejor gestión de nutrientes, plagas, suelo y agua, reducción del riesgo de producción y programas de reproducción que liberen cultivares de arroz con una mejor tolerancia a la evolución de plagas y enfermedades”.

Otro hallazgo importante del estudio es que la producción de alimentos y los objetivos ambientales no entran en conflicto. “Descubrimos que es posible lograr altos rendimientos con un pequeño impacto ambiental por unidad de producción”, explica Peng. “De hecho, hay espacio para que muchos sistemas de arroz reduzcan sustancialmente el impacto mientras mantienen o incluso aumentan los rendimientos de arroz”. Los investigadores tienen claro que producir más y minimizar la huella ambiental es un desafío enorme.

“Las prácticas agronómicas mejoradas, complementadas con políticas adecuadas, pueden ayudar a que el cultivo de arroz sea más respetuoso con el medio ambiente”, dijo Grassini. “Nuestro estudio marca un primer paso en la identificación de sistemas con las mayores oportunidades para aumentar el rendimiento de los cultivos y la eficiencia en el uso de recursos, proporcionando un plan para orientar los programas de investigación y desarrollo agrícola a escala nacional y mundial”.

Más información en Nebraska Today.

Compartir en redes sociales

Array