Investigadores de la Universidad de Sheffield (Inglaterra) han sido los primeros en demostrar que las hierbas pueden intercambiar materiales genéticos de otras especies para hacerlas crecer más grandes, más altas y más fuertes. Este proceso natural se llama transferencia lateral de genes (LTG). El estudio utilizó un enfoque filogenético para seleccionar 17 especies de césped y descubrió que LGT ocurre en 13 de esas especies y que tiene cantidades significativas de variación en su ADN.

La transferencia de genes exitosa ocurre en mayor frecuencia entre especies estrechamente relacionadas, no solo en las hierbas, también en cultivos rizomatosos, que son los que tienen mayor número de genes adquiridos. El maíz, el trigo, el arroz y la cebada se encuentran entre los cultivos de pastos ampliamente cultivados que demostraron LGT. 

Luke Dunning, miembro de la investigación, afirma que “los pastos están tomando un atajo evolutivo al tomar prestados genes de sus vecinos”. Explica además que al rastrear el origen de cada gen han encontrado más de 100 ejemplos en los que el gen tenía una historia significativamente diferente a la de la especie en la que se encontró.

Los investigadores han demostrado que LGT es un fenómeno global en los pastos que les ha ayudado a adquirir genes funcionales tanto a determinados cultivos agrícolas populares como a especies silvestres por igual. Dunning explica que “los hallazgos pueden hacernos, como sociedad, reconsiderar cómo vemos los organismos modificados genéticamente, ya que las hierbas han realizado un proceso muy similar en la naturaleza. Lo que estamos viendo no es una hibridación, pero las consecuencias son similares. La transferencia lateral de genes puede mover información genética a través de distancias evolutivas más amplias, lo que significa que potencialmente puede tener impactos aún mayores.”

En esta línea explica que si bien solo se transfiere una proporción relativamente pequeña de genes entre especies, este proceso permite potencialmente que los pastos obtengan información de otras especies. Los científicos afirman que aprovechar este proceso natural podría ayudar en el desarrollo de cultivos más resistentes al cambio climático, contribuyendo así a la seguridad alimentaria.

Más información en la Universidad de Sheffield y en New Phytologist.

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