Según se desprende de los datos obtenidos de una encuesta realizada por la Royal Society en la que han participado más de 2.000 personas, los ciudadanos británicos se muestran a favor del uso de la edición genómica en plantas para producir medicamentos más baratos (69%), para obtener cultivos más nutritivos como suplemento alimentario (70%) y para evitar daños en cultivos, como pueden ser las enfermedades fúngicas (77%). Además, el 91% de los encuestados se mostró a favor de la cooperación internacional en la regulación de estas tecnologías, apostando por un marco regulatorio global (81%).
Aunque los británicos son muy positivos en su uso en áreas específicas como la salud humana, un 46% de los encuestados consideran que “la edición del genoma en general conlleva demasiados riesgos para abordar los desafíos globales. El 83% de los encuestados cree que sería positivo usar la edición del genoma como cura de una afección potencialmente incurable como la distrofia muscular. El 82% ve su aplicación positiva en el tratamiento de pacientes con afecciones donde otros tratamientos ya están disponibles, como la leucemia. Y el 73% se muestran a favor de su uso para tratar afecciones que no ponen en peligro la vida, como la artritis.
El 43% de los encuestados clasificó a los académicos universitarios, científicos e investigadores como las fuentes más fiables para ofrecer información y asesoramiento sobre tecnologías genéticas, considerados como los expertos con mayor imparcialidad. Con un porcentaje significativamente menor, las empresas que trabajan o financian investigaciones sobre tecnologías genéticas quedaron como las segundas más confiables (16%), seguidas por los organismos gubernamentales formuladores de políticas (14%) y por las organizaciones reguladoras (12%).