Reclama que esta disciplina entre en el debate de temas candentes como el rechazo a los productos transgénicos, “porque nadie sabe muy bien de qué está hablando”

El biólogo Pablo Rodríguez Palenzuela analiza en su nuevo libro, La lógica del titiritero, que se presentó en la Feria del Libro de Madrid el pasado 30 de mayo, las diversas formas en que esta disciplina se implica en la vida cotidiana. Reclama una mayor implicación de la biología en debates científicos actuales como los que existen en torno a las células madre y los transgénicos, y asegura que “si no se incorpora la biología es muy difícil debatirlos, porque nadie sabe muy bien de qué está hablando”.

Rodríguez Palenzuela, que es profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos, de la Universidad Politécnica de Madrid, considera que la ciencia goza de una importancia creciente dentro del panorama cultural español. “Tradicionalmente hemos sido una cultura muy de letras, donde la ciencia se consideraba un saber especializado, pero no parte de la cultura general, y yo creo que esto va cambiando”, sostiene. En este sentido, cita como ejemplos la “buena difusión” de las revistas científicas, las secciones de Ciencia de los periódicos, la creación de museos de Ciencias… “seguramente estemos por debajo de los anglosajones, pero mi percepción es optimista”, recalca.

El autor aborda en La lógica del titiritero (editoriales Ateles y Hélice) asuntos que “nos afectan a todos”, como pueden ser el sexo, las relaciones entre hermanos, o los celos. Su objetivo ha sido estudiar la conexión que establecen la psicología y la biología en cada uno de estos temas. Así, analiza brevemente el caso de los celos: si este fenómeno “ocurre con frecuencia en muchas sociedades, podemos pensar que puede haber una causa biológica subyacente”, aclara. Según el autor, el hecho de que uno de los miembros de una pareja establezca relaciones fuera de ella podría conllevar un “coste” para la eficacia reproductiva, motivo por el que se activaría el mecanismo conocido popularmente como “celos”, y que tendría como objetivo volver a la situación original.

En un plano más general, Rodríguez Palenzuela afirma que los avances científicos que son fruto de investigaciones biológicas “no están tan claramente asimilados” por la sociedad, ya que ésta es una ciencia “muy moderna”. El autor sostiene que muchas cuestiones que se debaten en la actualidad tienen un trasfondo biológico: las células madre, el rechazo a las plantas transgénicas, el maltrato a los animales domésticos, la conservación del medio ambiente… Por ello, ve necesario que la biología se incorpore a todas estas discusiones “porque nadie sabe muy bien de qué está hablando”.

En este sentido, cree que el conocimiento de la biología puede contribuir a que la gente aumente su sensibilidad, su curiosidad e incluso pueda variar su opinión respecto a ciertas cuestiones, si está informada de los nuevos descubrimientos científicos. “Al incorporar estos conocimientos, nuestra visión general se modifica”, aunque no tiene por qué hacerlo en una dirección determinada, matiza el autor. Para que esta situación se haga realidad, emplaza a científicos, medios de comunicación, filósofos, profesores, políticos, directores de museos y ciudadanos interesados a reflexionar despacio sobre lo que significan todos estos avances, así como a incorporarlos y digerírselos a la sociedad.

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