Los alimentos funcionales son alimentos que producen efectos beneficiosos a la salud como, por ejemplo: en la ayuda contra la diabetes, en el control de la obesidad, en la disminución del riesgo de cáncer y de enfermedades cardiovasculares y en la estimulación del sistema inmunológico. Por definición un alimento funcional es aquel que contiene un componente, nutriente o no nutriente, con efecto selectivo sobre una o varias funciones del organismo, con un efecto añadido por encima de su valor nutricional y cuyos efectos positivos justifican que pueda reivindicarse su carácter funcional o incluso saludable.
El carácter funcional – saludable de un alimento debe:
- Responder a las características del alimento.
- Consumirse en una dieta alimentaria.
- Tener una función específica en el organismo que mejore algún proceso corporal concreto o evite el riesgo de que se agraven ciertas enfermedades.
Los alimentos funcionales están destinados a todos los consumidores sanos, que deseen favorecer y mantener su salud no habiendo ninguna distinción entre la población sana. Los alimentos funcionales están relacionados con una nutrición óptima que cumple los siguientes requisitos:
- Promoción de la salud.
- Mejora del bienestar.
- Reducción del riesgo de enfermedades.
Para ser considerado un alimento funcional debe cumplir los reglamentos europeos de información alimentaria (Reglamento 1169/2011) y el reglamento sobre declaraciones de salud en alimentos (Reglamento 1924/2006). Según la legislación comunitaria debemos considerar qué alimentos pueden llevar declaraciones de salud y cuáles no. El reglamento europeo tiene 2 tipos generales de declaraciones:
- Declaraciones nutricionales: contenido
- Declaraciones de propiedades saludables: efectos
- Funcionales (Art. 13)
- Reducción del riesgo de enfermedad (Art. 14a)
- Desarrollo y salud en niños (Art. 14b)
Una alegación de propiedades saludables es cualquier mensaje o representación comercial voluntaria en cualquier forma tal como texto, declaración, imagen o logotipo que afirme, sugiera o implique que existe una relación entre el alimento objeto de la alegación y la salud.
Las propiedades de salud de los alimentos funcionales deben acreditarse con los estudios científicos pertinentes. Estos siempre deben ser rigurosos y al más alto nivel, cumpliendo los requisitos de la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria), la cual se encarga de la evaluación de estos alimentos funcionales con el objetivo de proteger el derecho de los consumidores y que estos tengan una información veraz. Está totalmente prohibido que un alimento pueda promocionarse como poseedor de propiedades terapéuticas o curativas.
Un alimento funcional se puede conseguir utilizando uno o varios de los siguientes procesos:
- Eliminando un componente con efectos fisiológicos negativos.
- Aumentando la concentración de un componente que tenga efectos fisiológicos beneficiosos.
- Adicionando un componente con efectos fisiológicos beneficiosos.
- Sustituyendo parcialmente un ingrediente que presenta efectos negativos por otro con efectos fisiológicos beneficiosos.
- Cambiando la biodisponibilidad de uno o más de sus componentes.
- Combinando cualquiera de las anteriores disponibilidades.
Para comenzar el desarrollo de alimentos funcionales se debe identificar los componentes biológicamente activos para comprender su mecanismo de acción y llevar a cabo un estudio de absorción y metabolismo. Otra etapa importante es la interacción con otros componentes y ver si esta interacción es positiva porque hay efectos beneficiosos, así como también ver los posibles efectos tóxicos. Un paso fundamental es identificar y demostrar los efectos funcionales mediante ensayos clínicos en humanos, para, por último, poder certificar esos efectos funcionales y poder tener el alimento con un beneficio específico para la salud humana.
Los alimentos funcionales generan un valor añadido, suelen ir para un perfil concreto de consumidor, el cual puede conocer la investigación que se realiza de las propiedades saludables de los productos que existen convirtiéndose en un comprador potencial. Esto hace que muchas empresas incentiven nuevas investigaciones de acuerdo a los requerimientos que pueda tener el mercado.
Encontramos varios tipos de alimentos funcionales:
- Probiótico: suplemento dietético de carácter microbiano que, al ser agregado como suplemento a la dieta, afectan de forma beneficiosa al desarrollo de la flora microbiana en el organismo en el tracto intestinal. Entre los probióticos más demandados a los yogures bio y leches fermentadas.
- Prebiótico: ingredientes no digeribles en la dieta, que producen efectos beneficiosos en el organismo estimulando selectivamente el crecimiento y/o actividad de uno o más bacterias en el colon, las que elevan el potencial de salud, favoreciendo el equilibrio intestinal del organismo. Son fundamentales fructo y galacto oligosacáridos. Los prebióticos más consumidos en nuestro país son: cereales integrales y barritas energéticas. Para que una sustancia pueda definirse como tal debe cumplir:
-
- Ser de origen vegetal.
- Formar parte de un conjunto muy heterogéneo de moléculas complejas.
- No ser ingerida por las enzimas digestivas.
- Ser parcialmente fermentada por las bacterias colónicas.
- Ser osmóticamente activa.
- Simbiótico: combinación de prebióticos con probióticos, la cual beneficia al huésped mediante el aumento de la supervivencia e implantación de los microorganismos vivos de los suplementos dietéticos en el sistema gastrointestinal. Se ha descrito un efecto sinérgico entre prebióticos y probióticos, es decir, los prebióticos pueden estimular el crecimiento de cepas específicas y contribuir a la instalación de una microflora bacteriana específica con efectos beneficiosos para la salud.