Un equipo de investigación colaborativo de las Universidades de Bristol y Essex anunció que han identificado dos períodos de tiempo específicos en los que la novedad genómica desempeñó un papel importante en la evolución de las plantas terrestres, lo que condujo a la multicelularidad, permitiendo que las plantas pudieran vivir fuera del agua. Estas explosiones de novedad genómica les dieron a los científicos una mejor comprensión de la evolución de las plantas, ofreciendo una nueva visión de los orígenes de las plantas en la tierra.

Los científicos investigaron 208 genomas a través de una tubería de genómica evolutiva. Esto permitió a los científicos viajar 470 millones de años atrás e identificar qué genes ya estaban presentes en las primeras plantas terrestres en el momento en el que pasaron de crecer en el agua a hacerlo también en la tierra. Descubrieron que había dos “explosiones genéticas”, un término que los científicos utilizaron para describir un nivel de novedad genómica sin precedentes, en lugar de ocurrir a un nivel gradual como se pensaba anteriormente.

Afirman que la primera explosión ocurrió antes de que las plantas se adaptaran al crecimiento en la tierra y que esta explosión específica explica por qué las plantas son multicelulares. El segundo estallido concuerda con el origen de las plantas terrestres. Los genes evolucionados durante esta explosión están relacionados con la forma en que las plantas se adaptaron al medio ambiente terrestre. Estos hallazgos resaltan los procesos biológicos involucrados con la evolución de las plantas terrestres y enfatizan la importancia de las novedades genéticas conservadas en la diversificación de las plantas.

El equipo planea usar el mismo método para seguir estudiando genes involucrados en la tolerancia a la sequía. Según ellos, el método puede ayudarlos a identificar genes de resistencia a la sequía en los cultivos y puede conducir a la introducción de plantas sensibles a la desecación.

Más información en el comunicado de prensa de la Universidad de Bristol. El artículo completo está disponible en Current Biology.

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