Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, se estima que en 2008 el número de personas con desnutrición crónica en el mundo aumentó a 821,6 millones, frente a 811,7 millones en 2017. La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y el Decenio de Acción de las Naciones Unidas sobre Nutrición exhortan a todos los países y partes interesadas a trabajar como uno solo para eliminar el hambre y la desnutrición para 2030.

La agricultura sigue siendo predominantemente tradicional y la mayoría de los países africanos muestran una gran dependencia de la ayuda alimentaria, que representa una cuarta parte de todos los envíos mundiales de ayuda alimentaria. Revertir esta tendencia requiere intervenciones estratégicas que aumenten drásticamente la productividad agrícola, teniendo en cuenta las realidades y la diversidad de los sistemas agrícolas de África.

Se necesitan múltiples enfoques para luchar contra la pobreza y el hambre. En 2018, los cultivos biotecnológicos ocuparon 191,7 millones de hectáreas en el mundo, cultivadas por 17 millones de agricultores en 26 países (21 países en desarrollo y 5 países desarrollados). El área global con cultivos biotecnológicos ha aumentado de 1.7 millones de hectáreas en 1996 a 191.7 millones de hectáreas en 2018. Los cultivos transgénicos son una herramienta clave para cumplir estos objetivos, una tecnología que permite una agricultura más rentable con unas prácticas agrícolas más sostenibles.

A continuación incluimos varios especiales del ISAAA en los que se analizan el papel de la biotecnología en la lucha contra la pobreza y el hambre en el mundo:

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