Las asociaciones europeas que agrupan al comercio de carnes, cereal y fabricantes de piensos han pedido a la Comisión Europea (CE) una mayor tolerancia a la importación de soja transgénica, porque de lo contrario se agravarán los problemas por falta de abastecimiento de materia prima.

Estos sectores han alertado, en una carta remitida al Ejecutivo comunitario, de que se encuentran “al borde de una gran crisis” por las trabas en la UE a la entrada de organismos genéticamente modificados (OGM), en concreto de variedades de soja.

Suscriben la misiva la Unión Europea del Comercio de Ganado y Carnes (Uecbv), la Asociación Europea de Comerciantes de Cereales (Coceral) y la Asociación Europea de Fabricantes de Piensos (Fefac).

Los representantes de estas organizaciones se reunirán esta semana con funcionarios de las direcciones de Agricultura y de Sanidad y Consumo de la CE para tratar ese problema.

Estos tres sectores han remitido también a Bruselas un estudio de una consultora que insiste en las consecuencias económicas de la política comunitaria de “tolerancia cero”, porque en los Veintisiete no se permite que en las importaciones haya restos de OGM aún no autorizados en la UE pero que se cultivan en otras partes del mundo.

Señalan que la industria ganadera podría hacer frente a una pérdida “masiva” de competitividad debido a la falta de abastecimiento de materia prima para los piensos, si se mantiene esa “política estricta”.

En este sentido, los estudios presentados por las citadas asociaciones indican que en el futuro esta situación puede provocar “irónicamente” un descenso de la producción carne europea, cuyo hueco cubrirían, por ejemplo, los envíos de Brasil o de otros países donde el ganado sí ha comido los OGM que se prohíben en Europa.

Citan estimaciones de la propia dirección de Agricultura de la CE, que llegó a predecir una caída del 30% de la producción y de la facturación de carne de cerdo, ave y de piensos en la UE.

Asimismo, los tres sectores critican la “falta de responsabilidad de algunos países” de la UE, porque en las reuniones de la UE impiden la autorización de nuevas variedades de la OGM que tienen informes favorables de organismos científicos como la Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria (AESA).

Las industrias de piensos y de carne han expresado su temor porque la UE prohíba la entrada de soja de Norteamérica durante este otoño, “alegando la presencia de trazas de OGM”.

En la carta, piden a la CE “medidas de emergencia” para asegurar el suministro de alimentos y piensos a los ciudadanos, a los ganaderos y a las empresas cárnicas.

Proponen establecer “unos umbrales generales razonables” para permitir restos de OGM no aprobados en la UE, pero que sí lo están en grandes exportadores, como EEUU, Brasil o Argentina.

Según el informe que han enviado las organizaciones de cereales, carne y piensos a Bruselas, para los grandes exportadores como Argentina o Brasil “se ha vuelto muy caro separar la soja OGM de la que no lo es” por lo que las reglas de la UE le pueden disuadir de realizar sus envíos al mercado europeo.

La UE es el principal importador de productos de soja, con un 44% del total mundial, aunque China “está tomando un papel más significativo en el comercio mundial, según el informe.

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