Para el 2050, el mundo necesitará producir un 70% más de alimentos para alimentar a una población en crecimiento de 10 mil millones de personas. Estos alimentos deberán cumplir con un alto estándar nutricional y, al mismo tiempo, reducir su impacto en el medio ambiente. Unilever ha estado trabajando para desarrollar una cartera más centrada en las plantas en los últimos años. Hasta tal punto que un tercio de sus productos se basan en plantas.
No obstante, las fuentes prioritarias de proteína de origen vegetal cuentan con sus pros y sus contras. La proteína de guisante ha sido criticada por tener un sabor amargo o terroso. Y la soja está asociada con la deforestación de los bosques de los países más exportadores.
El mundo de las microalgas
Son los organismos más simples del reino vegetal con una capacidad de adaptación a distintos medios, lo que ha dado origen a 100,000 especies. Las microalgas son el primer eslabón de la cadena trófica marina y por ello suponen una pieza esencial en nuestras vidas. Son las encargadas de proporcionarnos el 70% del oxígeno que respiramos mediante la fotosíntesis, además de ser motores de creación de alimento a partir de la absorción de luz, fósforo, dióxido de carbono y de algunos metales.
Durante siglos, en algunas partes del mundo se ha utilizado microalgas como alimento producido con una tecnología primitiva. Por ejemplo, el género Spirulina se utilizaba por los aztecas como fuente de proteínas. No es hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando se empieza a producir en masa como solución al déficit de alimentos en Japón.
Nutrientes
Las proporciones de los componentes bioquímicos varían entre especies y también en una misma especie debido a cambios de pH, salinidad, estrés, temperatura, intensidad de luz, privación de nutrientes, etc.
La elaboración de productos alimenticios suplementados con microalgas fue impulsado por el alto contenido de proteínas, de alrededor del 50%, encontrado en géneros como Chlorella, Scenedesmus, Arthospira, entre otros.
Varios géneros de microalgas son una valiosa fuente de proteínas que compiten favorablemente en cantidad y calidad con productos tradicionales como el huevo, la soja o el pescado. Además, tienen la capacidad de sintetizar los 20 aminoácidos y de ser una fuente poco común de los aminoácidos esenciales.
El contratiempo de la producción en masa
El problema viene de que la clorofila corresponde con el 0.50 /1.50% en peso seco de la biomasa. El alto contenido de clorofila que se encuentra en las microalgas, que le da a las plantas su color verde y un sabor y olor amargos que es una barrera para su inclusión en las dietas convencionales.
Algenuity ha desarrollado una tecnología innovadora para superar esta limitación. Su paleta Chlorella Colours reduce significativamente el contenido de clorofila de las microalgas mientras les permite retener sus nutrientes naturales. Esto abre una gran cantidad de aplicaciones potenciales para las microalgas en el sector de alimentos y bebidas.
Cualquiera que sea la aplicación, la notable inversión de 85 millones de euros de Unilever en I + D en Centros de Innovación, brinda la oportunidad de desarrollar una fuente sostenible de proteínas que satisfaga la creciente demanda de los consumidores de alimentos nutritivos que tengan un excelente sabor.
