El pasado 22 de julio la Comisión Europea autorizó tres nuevas variedades de soja modificada genéticamente para importación, después de más de seis meses de retrasos. De acuerdo con el dictamen del Defensor del Pueblo Europeo del pasado mes de enero, los productos debían haber sido aprobados en un plazo máximo de 2,5 y que estos retrasos en aprobación de organismos modificados genéticamente (OMGs) es reflejo de una “mala administración”. La aprobación es para las sojas transgénicas MON 87708 x MON 89788, MON 87705 x MON 89788 y FG 72.

La resolución del Defensor del Pueblo Europeo indicaba claramente que una vez realizados los controles científicos de seguridad pertinentes “es difícil ver por qué la Comisión tarda tanto en tomar una decisión”, resaltando que las demoras podrían tener consecuencias adversas para los actores afectados. La resolución reconocía obstáculos políticos que no justifican la mala administración, y pedía a la Comisión que cumpliera con sus obligaciones legales.

Desde la Asociación Europea de Bioindustrias (EuropaBio) se aplaude las recientes aprobaciones aunque expresan su preocupación permanente ante los retrasos acumulados en aprobación de OMGs. Beat Späth, Director de Biotecnología Agrícola de EuropaBio, ha afirmado que “por desgracia, las acciones recientes de la Comisión no reflejan un compromiso de salvaguardar los principios científicos, a pesar de los claros beneficios de los OMGs”.

La UE depende de las importaciones de más del 80% de sus proteínas vegetales, y cada año importa 34 millones de toneladas de semillas de soja modificadas genéticamente, lo que equivale al peso total de todos los europeos. “Los retrasos en aprobación de OMGs tienen importantes costes para los productores europeos y pone en riesgo la estabilidad del mercado alimentario europeo”, explica Beat Späth.

La propia Comisión Europea reconoce las pérdidas causadas por los retrasos en aprobación de OMGs para importación en la UE. El Comisario Vitenis Andriukaitis ha reconocido frente a los eurodiputados de la Comisión de Medio Ambiente que “la prohibición de las importaciones de OMGs significa acabar con nuestra capacidad de producir alimentos (…) hay muy poca soja no modificada genéticamente en el mercado mundial y el poco que hay, es más cara”.

Desde EuropaBio se pide a la Comisión Europea que reconsidere urgentemente su enfoque ante las aprobaciones de OMGs para garantizar la correcta aplicación del sistema de aprobación.

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