Las plantas y los hongos micorrícicos tienen una asociación única. Las plantas permiten que los hongos vivan entre sus raíces, mientras los alimentan con grasa y azúcar. A cambio, los hongos usan sus ramas filamentosas de gran alcance llamadas hifas para capturar nutrientes vitales del suelo para las plantas, incluido el importante fósforo mineral. Un equipo de investigadores del Departamento de Ciencias Vegetales y Ambientales de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) ha descubierto el gen vegetal CLE53, que regula la cooperación entre hongos y plantas.

El fósforo es un componente importante del crecimiento de las plantas. Sin embargo, se aplica más fósforo para la fertilización de lo que realmente puede ser absorbido por los cultivos. El estudio estimó que solo el 30 por ciento del fósforo aplicado a las plantas las alcanza, mientras que el 70 por ciento se acumula en el suelo. Con la lluvia, existe un riesgo siempre presente de que parte del fósforo acumulado se descargue en arroyos, lagos y el mar.

Paradójicamente, los investigadores observaron que cuando los niveles de fósforo en el suelo son altos, es menos probable que las plantas colaboren con los hongos dificultando la absorción de nutrientes. A través de experimentos, descubrieron que una planta no produce el gen CLE53 si carece de fósforo. Sin embargo, cuando los niveles de fósforo en una planta son altos, o si la planta ya está simbióticamente involucrada con un hongo, el nivel de CLE53 aumenta.

Más información sobre esta investigación en la Universidad de Copenhague.

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