Daniel Ramón: “La coexistencia es viable, otra cosa es que se quiera hacer”

En el marco de las jornadas ‘El futuro de los alimentos y cultivos transgénicos’ organizadas por la Fundación Ramón Areces, Daniel Ramón Vidal, Doctor de Ciencias Biológicas por la Universidad de Valencia, analiza para Fundación Antama el complejo panorama que rodea a los transgénicos. Y va más allá, con la seguridad que le da la ciencia, profundiza en los movimientos contra los transgénicos apostando por un debate científico y rechazando rotundamente un debate ideológico.

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¿Es la mejora vegetal algo moderno?
No, para nada. La mejora vegetal es algo que el hombre viene haciendo desde que comenzó la agricultura y la ganadería. Lo único que ha cambiado en los últimos 20 años es que podemos usar una tecnología genética nueva que genera transgénicos, la ingeniería genética. La genética la venimos aplicando en la producción de alimentos desde los orígenes de la agricultura y la ganadería.

¿Qué papel juegan los transgénicos ante los retos agrícolas?
Juegan un papel muy importante ya que, los pocos desarrollos que tenemos hasta el momento, han demostrado que los transgénicos pueden aumentar la productividad con un menor impacto ambiental, y estas son las dos premisas básicas que hemos de pedir para cualquier desarrollo agroalimentario en el futuro, hablemos de transgénicos o no.

¿Es viable la coexistencia entre cultivos transgénicos y convencionales?
Es totalmente viable. Se hacen liberaciones controladas en el ambiente y se cuantifica la distancia necesaria para evitar polinización cruzada. Lo que pasa es que las decisiones dependen de primera instancia de instituciones políticas, y después de la buena fe de los agricultores, tanto de los que cultivan transgénicos como los que cultivan semillas convencionales.  La coexistencia es perfectamente viable, otra cosa es que se quiera hacer.

¿Se pueden comer alimentos transgénicos con seguridad?
Claro que sí. No ha habido ningún problema con los transgénicos comercializados hasta la fecha. Es más, están mucho más evaluados que cualquier otro tipo de alimento. Se puede comer sin ningún tipo de problema.

¿Qué mueve las campañas de rechazo hacia estos alimentos?
Desde el prisma de un científico es difícil de entender. Quizá hay motivos ideológicos o económicos, pero desde un punto de vista técnico es incomprensible. No entiendo cómo se puede asustar a la gente y mucho menos cuando se hace sin ningún dato que avale lo que se dice. La posición de los científicos tiene que ser radicalmente contraria, tenemos que recomendar prudencia y tranquilidad.

Los detractores esgrimen que las multinacionales tienen intereses económicos ¿Qué intereses tienen ellos mismos?
Evidentemente las empresas que comercializan transgénicos, como empresas que son, tienen intereses económicos. Igual que los agricultores que  apuestan por una u otra semilla en función de la producción que obtendrán. E incluso los puedo tener yo como consumidor eligiendo uno u otro producto. Las organizaciones detractoras también tienen intereses económicos detrás, incluso tienen una clara estructura de compañía multinacional como las que venden semillas transgénicas.

¿Qué podemos hacer para cambiar esta imagen?
Lo mejor que podemos hacer es ir allá a donde se nos pregunte a los que trabajamos en esto, dar nuestra visión calmada, contando resultados, y poniendo datos científicos encima de la mesa. Pidiendo a los que se oponen que avalen sus argumentos con datos científicos. Debemos entrar en el debate técnico pero no en el debate ideológico.

¿Por qué la sociedad es más recelosa de la Biotecnología sólo cuando se aplica a la agricultura y a la alimentación?
Porque la sociedad europea tiene la barriga muy llena y percibe los desarrollos biotecnológicos en agroalimentación como algo innecesario. Distinta es la posición en puntos como Latinoamérica donde saben que llenar la barriga va a estar mediado por cultivar más y mejor. En Europa aún los desarrollos biotecnológicos en agroalimentación favorecen a los primeros eslabones de la cadena de producción, pero cuando empiecen a llegar al mercado productos con beneficios directos para el consumidor la visión será completamente distinta.

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