Son ya de sobra conocidas las aplicaciones relacionadas con el mundo de la agricultura de los organismos modificados genéticamente (OMGs). Desde cultivos resistentes a plagas (como el maíz bt resistente al ataque del taladro) a cultivos resistentes a herbicidas (soja y maíz resistentes al herbicida glifosato). Sin embargo, la modificación genética de plantas tiene muchas más aplicaciones fuera del campo.
Una de estas aplicaciones es la creación de alimentos funcionales, mejorados o con alto valor nutritivo. El arroz dorado, el trigo apto para celíacos o el tomate morado son ejemplos en los que se está trabajando.
El arroz dorado está modificado para que la planta produzca de forma natural beta caroteno (precursor de vitamina A) en la parte comestible (grano de arroz). La vitamina A es fundamental para la formación y mantenimiento de dientes, huesos, piel y los pigmentos de la retina. En países pobres donde existe desnutrición, es muy frecuente la ceguera nocturna producida por déficit de vitamina A. El arroz dorado intenta dar solución a este problema suplementando de una manera natural a la población con la vitamina A que posee esta variedad de arroz.
En cuanto al trigo apto para celiacos, un grupo de científicos españoles consiguieron producir líneas de trigo con muy bajos niveles de gliadinas, que es la proteína que produce daños a los celiacos. A pesar de la complejidad para producir estas variedades de trigo, ya que hay muchos genes implicados en la síntesis de gliadinas, los resultados están siendo muy prometedores. A pesar de las presiones acientíficas por parte de distintos grupos verdes, el proyecto sigue adelante y promete ser una solución para facilitar la dieta (también en el plano económico) a la población celiaca.
Otro proyecto prometedor es el desarrollo de tomates morados ricos en antocianina, que es un antioxidante natural. El objetivo de estos tomates es prevenir enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer gracias a la acción de la antocianina.
Otra rama en la cual se está trabajando con plantas transgénicas es en la mejora de su vida útil, es decir, que sufran una maduración controlada. Un ejemplo son las manzanas Arctic Apple, que no se oxidan ni sufren pardeamiento. Para conseguir que no se produzca la oxidación, la modificación que llevan estas manzanas es la eliminación de la enzima que se encarga de la maduración (polifenol oxidasa).
OTRAS APLICACIONES
Saliendo del supermercado hay más aplicaciones de las plantas modificadas genéticamente, como las plantas factoría. La idea es que la propia planta pueda producir de manera natural una gran variedad de compuestos de valor añadido, como fármacos, vacunas…
Otra aplicación muy interesante es la fitorremediación, que es la técnica por la cual se aprovecha la capacidad de algunas plantas para absorber, acumular, metabolizar, volatilizar o estabilizar contaminantes presentes en el suelo, aire, agua… Se busca que la modificación de la planta potencie las capacidades anteriormente citadas, por ejemplo, que la planta produzca más compuestos que metabolizan algunos tóxicos.
Para mejorar la sostenibilidad de algunas ciudades, el proyecto Glowing Plant (plantas que brillan) busca sustituir la iluminación convencional. Estas plantas modificadas tienen el gen de bioluminiscencia de algunos organismos, haciendo que la planta “brille en la oscuridad” y que podrán emplearse para iluminar las calles.
Por último destacar un proyecto que podría salvar muchas vidas y evitar accidentes. En zonas de guerra son frecuentes las minas antipersona, las cuales explotan cuando sufren un cambio de presión. El proyecto consiste en usar las plantas como indicadoras de la presencia de minas. Éstas desprenden sustancias al suelo (como el dióxido de nitrógeno) que las plantas absorben. Las variedades transgénicas son capaces de cambiar su color verde natural al rojo cuando entran en contacto con estas sustancias, alertando a las personas de que se encuentran en una zona peligrosa.
A día de hoy, también se comercializan flores ornamentales (como las rosas o claveles azules) modificadas genéticamente. Se espera que en un futuro no muy lejano todos los proyectos mencionados sean una realidad y se puedan ver en supermercados o como herramienta para solucionar problemas como la contaminación.