El Tribunal de Justicia Europeo ha aclarado cuáles son los requerimientos legales para el cultivo de organismos modificados genéticamente por parte de los Estados Miembro. En este contexto ha calificado de “ilegales” las autorizaciones o prohibiciones nacionales adoptadas unilateralmente.

También ha resaltado el derecho de los agricultores europeos a cultivar semillas modificadas genéticamente y ha aclarado que no existen medidas obligatorias de coexistencia para el cultivo de dichas semillas.

El cultivo de organismos modificados genéticamente como el maíz MON 810 no pueden ser objeto de autorizaciones nacionales cuando su uso y comercialización ya están autorizados” explica el Tribunal de Justicia Europeo. La legislación relativa a esta materia “no permite a un Estado Miembro prohibir de forma general el cultivo de organismos modificados genéticamente en su territorio a la espera de que se establezcan medidas de coexistencia” añade el organismo europeo.

El Tribunal de Justicia Europeo se ha pronunciado a consecuencia de las barreras burocráticas creadas en Italia para el cultivo de maíz transgénico. El Ministerio de Agricultura italiano ha negado en repetidas ocasiones la autorización para el cultivo de semillas modificadas genéticamente justificando que no existían normas de coexistencia nacionales.

La biotecnología agraria es una innovación tecnológica que ha dado en los últimos años grandes resultados a los agricultores, permitiéndoles incrementar la producción de una forma más sostenible, reducir el consumo de recursos por unidad de producción con un menor uso de suelo, agua y energía.

Hasta 2011 16,7 millones de agricultores en todo el mundo cultivaron semillas modificadas genéticamente en 29 países. De éstos, 19 pertenecían a países en vías de desarrollo. Según se desprende del informe realizado por Brookes y Barfoot  (2012) los agricultores de todo el mundo han ganado más de 61.300  millones de euros ($/€=1,2789) en ingresos agrícolas extras con los cultivos modificados genéticamente desde 1996 y hasta 2010. El 60% de estos ingresos adicionales se debió al aumento de rendimientos en los cultivos.

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