Con motivo del Día Mundial de la Alimentación, conviene recordar el papel clave que juegan las tecnologías agrarias en el abastecimiento de alimentos a nivel mundial. Con una población en constante crecimiento, según estimaciones de La Organización de las Naciones Unida para la Agricultura y la Alimentación (FAO) la producción de alimentos tendrá que crecer un 70% de aquí a 2050 para poder alimentar a los más de 9.500 millones de personas que habitarán el planeta en esa fecha

Para poder incrementar la producción de alimentos en un 70% es necesario que la agricultura se valga de la biotecnología agraria, entre otras herramientas. Esta tecnología ha permitido incrementar a los agricultores la producción en 276 millones de toneladas desde 1996. Si los agricultores no tuvieran acceso a las semillas biotecnológicas tendrían que haber sembrado 91 millones de hectáreas más para conseguir la misma producción.

Estimaciones indican que si la Unión Europea apostara por los cultivos transgénicos como lo hacen sus competidores podrían tener un incremento productivo anual equivalente al de una superficie similar a Bélgica. Los retos agrarios y alimenticios han convertido a la biotecnología como una de las vías más importantes para hacer frente a la presión que sufre la agricultura para seguir siendo competitiva.

La biotecnología agraria permite al agricultor incrementar sus beneficios gracias a la reducción del consumo de agua, energía y fertilizantes o a una mayor resistencia a plagas e inundaciones. Todo esto permite incrementar a la vez la producción y realizar un modelo agrario más respetuoso con el medio ambiente.

La sociedad es consciente de la importancia del suministro alimenticio. Según se desprende del último Eurobarómetro ‘Opinión de los europeos sobre la seguridad y calidad alimentaria, y la relación entre agricultura y campo’ el 81% de los europeos cree que la Unión Europea tiene que incrementar su producción de alimentos para no depender tanto de las importaciones.

En 2011 estas semillas mejoradas genéticamente batieron récord de adopción con 160 millones de hectáreas y un total de 16,7 millones de agricultores de 29 países. De estos últimos, 19 pertenecían a países en vías de desarrollo mientras que los 10 restante eran países industrializados.

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