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Un tribunal belga condenó en el día de ayer a 11 activistas del Movimiento de Liberación del Campo por la destrucción de un campo de cultivo de patata transgénica en Wetteren (Bélgica). Las penas impuestas oscilan entre los tres y los seis meses de cárcel y multas de 25.000 euros. Según informa la agencia EFE, los activistas, que fueron condenados por asociación criminal, resistencia al arresto y daños, no tendrán que ingresar en prisión puesto que sus penas han sido suspendidas.

Ésta es la primera vez que se condena en Bélgica a activistas del medio ambiente, en este caso por realizar actos vandálicos contra los derechos de libertad de los agricultores. Para los activistas del Movimiento de Liberación del Campo sólo arrancaron “unas cuantas patatas de cosecha de transgénicos”, una acción furtiva e ilegal que los activistas consideran parte de su “libertad de expresión” y una acción realizada para “comenzar el debate público” sobre la agricultura biotecnológica.

Esta no es la primera vez que activistas cometen actos vandálicos contra campos con cultivos transgénicos y son penados por la legislación. El eurodiputado ecologista francés José Bové, fue condenado en febrero de 2012 en Francia junto a otras cinco personas por haber destruido un campo de maíz transgénico propiedad de Monsanto.

El Tribunal de Apelación de Poitiers (oeste de Francia) impuso a los seis inculpados una sanción global de 173.700 euros por la destrucción de dos parcelas de maíz transgénicos de Monsanto en dos municipios del departamento de Vienne.

La última acción furtiva e ilegal ocurrió el pasado ocho de agosto en Filipinas cuando activistas destruyen un campo de ensayo de arroz dorado. Los daños de este acto vandálico se cifran en más de 22 mil euros. La comunidad científica internacional lanzó una petición a través de Change.org de apoyo al rechazo de estos actos vandálicos. La petición ha conseguido ya más de 6.000 firmas.

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