Las cifras muestran claramente que las malas hierbas son, y deben ser consideradas, como el enemigo número uno de los agricultores. Así lo afirma la organización neozelandesa líder en investigación ambiental, Land Care of New Zealand, que cifra las pérdidas mundiales de los agricultores por esta causa en más de 95.000 millones de dólares al año.

“Las sequías, los insectos y las enfermedades como la gripe porcina son usurpadores de la atención, porque sus efectos son dramáticos. Las malas hierbas son diferentes, juegan estragos en silencio durante todo el año, año tras año”, explica el experto en malezas de la FAO, Ricardo Labrada Romero.

A los precios actuales, las pérdidas de 95.000 millones por las malas hierbas se traduce en unas 380 toneladas de trigo. Las pérdidas por patógenos se sitúan en los 85.000 millones, por insectos en 46.000 millones, y por la acción de los vertebrados (sin incluir al hombre) en 2,4 millones.

En ningún lugar es esto más importante que en África, donde las malas hierbas son la principal causa del estancamiento de rendimiento y la producción. “Los pequeños agricultores africanos necesitan un trabajo continuo diario para eliminar las malezas, lo que significa que una familia físicamente no puede manejar más de 1,5 hectáreas”, explica Romero.

Si bien el uso adecuado de herbicidas modernos es necesario para satisfacer la creciente demanda de alimentos, es importante buscar nuevos modelos integrados que hagan más sostenibles las producciones.

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