El consumo de agua en la agricultura y ganadería y el uso de fertilizantes para producir una misma unidad de alimento descienden de forma significativa  en los últimos treinta años, entre el 16 y el 87 por ciento. Esta misma tendencia se produce con la pérdida de suelo, los gases emitidos a la atmósfera o el consumo de energía.

Presentación del primer 'Informe sobre los Indicadores de Sostenibilidad de la agricultura y ganadería española'

La Plataforma de Tecnológica de Agricultura Sostenible (PTAS) presentó ayer en Madrid el Primer Informe sobre los Indicadores de Sostenibilidad de la Agricultura y Ganadería Española. El trabajo de investigación ha sido desarrollado por el Centro de Estudios e Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios y Medioambientales (CEIGRAM).

El investigador Alberto Garrido expuso algunos de los novedosos indicadores que muestran cómo la agricultura moderna y tecnológica avanza a grandes pasos hacia un modelo de producción alimentaria que cada vez consume menos recursos por kilo de alimento producido, e impacta menos sobre el medio ambiente. Entre las aportaciones más novedosas cabe destacar:

  • Desde la década de los 80, el consumo de agua para riego por tonelada de alimento producido ha experimentado un acusado descenso en la producción agrícola. Por poner tres ejemplos de referencia, ha bajado alrededor del 40% en un cereal de muy altas necesidades hídricas como el maíz, del 34% en el caso del tomate o del 60% en olivar, la más extensa superficie de cultivos leñoso de nuestro país.
  • Si hablamos del sector ganadero, desde 1990 el consumo de agua por kilo de alimento se ha reducido un 22% para el porcino y el 16% si se refiere a kilo de carne de pollo.
  • Muy llamativa es también la mayor eficiencia en el uso de fertilizantes nitrogenados cuyas dosis de aplicación han caído en torno al 87% por millón de euros de alimento obtenido.

En este contexto, Jose María Sumpsi, Catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid y ex Subdirector General de la FAO, ha resaltado la necesidad de apoyarnos en los cultivos transgénicos para poder producir más de forma más sostenible y para poder poner en el mercado alimentos con especiales características nutricionales; para lo que afirmó, será necesario contar, no solo con las empresas de biotecnología, sino con las aportaciones públicas.

También resaltó la necesidad de la mejora en las instituciones de los países en vías de desarrollo para que se pueda acometer la solución al problema del hambre en el mundo y se aborde una verdadera estrategia de  intensificación sostenible de la producción.

Por su parte, el Secretario de Estado, Josep Puxeu también resaltó la apuesta firme que debe haber por la biotecnología agraria si no queremos renunciar a la seguridad alimentaria de nuestros descendientes.

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