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Mientras el Gobierno británico lanza campañas propagandísticas para poner a la sociedad en contra de los alimentos transgénicos, la opinión de los ciudadanos cada vez es más favorable a esta aplicación tecnológica. Así lo revela la encuesta independiente de ComRes en la que se evidencia que la oposición a los alimentos transgénicos en la sociedad británica es cada vez menor. A día de hoy es ya mayor el porcentaje de personas que no se oponen a los cultivos modificados genéticamente que los que se oponen, igual que son más los que están dispuestos a consumir alimentos transgénicos que los que no.

Según recoge el diario británico The Independent, el 47% de los encuestados por ComRes reconoció apoyar el crecimiento de los cultivos biotecnológicos, el 42% los rechaza y el 11% respondió no saber sobre el tema. Los hombres (57%) fueron más propensos a apoyar los cultivos modificados genéticamente que las mujeres (38%).

El informe, realizado con la opinión de 1.000 personas, refleja que el 49% de los encuestados no tendría problema alguno en comprar y consumir alimentos transgénicos si los encontrara en el supermercado mientras que el 42% se declaró en contra. Una vez más los hombres (59%) se mostraron más propensos a la compra de estos alimentos que las mujeres (39%).

EL CAMBIO EN GRAN BRETAÑA

Estos datos se suman a los del último informe de Farmers Weekly en el que se refleja que el 61% de los agricultores británicos defienden la siembra de cultivos modificados genéticamente y reconocen que apostarían por ellos si estuvieran disponibles. Y es que casi la mitad de los agricultores del Reino Unido (47%) considera que deberían tener acceso a esa tecnología en el país para poder ser competitivos a nivel nacional e internacional.

El pasado mes de junio, el Ministro británico de Medio Ambiente, Owen Paterson, reconoció que los cultivos transgénicos son “más seguros que los convencionales” y alertó del riesgo de la Unión Europea, y el Reino Unido en particular, de “quedarse atrás en la adopción de estas técnicas” ya que su implementación alberga importantes beneficios tanto para granjeros y consumidores como para el medio ambiente.

A principios de año también se produjo un cambio en la política de los supermercados británicos permitiendo a sus proveedores usar piensos modificados genéticamente. Los supermercados recordaron que todos los productos cuentan con las garantías de seguridad existentes en el mercado a día de hoy. A este cambio de política se sumaron Sainsbury’s, Marks & Spencer (M&S) y Tesco.

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