Investigadores de la iniciativa internacional Modernización Sustentable de la Agricultura Tradicional (MasAgro)/Seeds of Discovery (SeeD) han creado una estrategia experimental única para estudiar y aprender más sobre los genes que influyen en la adaptación del maíz a las condiciones climáticas. Este estudio histórico ha analizado más de 4.000 variedades de maíz criollo del continente americano, caracterizando su ADN utilizando técnicas avanzadas genómica. De los 40.000 genes que contiene el genoma del maíz, en el estudio se identificaron 100 genes que influyen directamente en la adaptación del maíz a la latitud, altitud y al ciclo de cultivo. Este mapa genético abre nuevas posibilidades a los mejoradores para adaptar los cultivos de maíz a los efectos del cambio climático.

“Este estudio nos enseña cómo evaluar rápidamente los recursos genéticos de especies sumamente variables como el maíz e identificar, en los maíces criollos, aquellos elementos de su genoma que podrían ser útiles para los mejoradores y los agricultores”, afirma Sarah Hearne, genetista molecular que coordina la investigación. Estamos ante el estudio más extenso en cuanto a diversidad que se ha realizado sobre el maíz hasta la fecha, centrada en el maíz criollo que es de evaluación extremadamente compleja.

“Los conocimientos que hemos adquirido de este trabajo nos han dado algo parecido a un manual que nos indica cómo buscar y encontrar un tesoro dentro de la extensa diversidad genética que existe en el maíz. Este conocimiento puede acelerar y ampliar el trabajo que realizamos para generar variedades resistentes, basándonos en miles de años de selección natural y de selección de maíces criollos por parte de los agricultores”, explica Sarah Hearne.

El estudio fue patrocinado por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) de México, con colaboración del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, el Servicio de Investigación Agrícola, la Universidad de Cornell y la Fundación Nacional de Ciencia. El estudio ha estado liderado por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en colaboración con el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN) en México y la Universidad de Cornell en Estados Unidos.

[Fuente: CIMMYT]

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