Investigadores de la Universidad de Tokio (Japón) han desarrollado una variedad de arroz modificado genéticamente que no florece hasta que entra en contacto con un fungicida específico. Una vez se aplica dicho fungicida la floración se da entre 40 y 45 días después. Esta característica se ha conseguido tras la modificación genética de los genes que intervienen en la formación de las flores, y por tanto del fruto. Un desarrollo clave sobre todo por tratarse de plantas de arroz, alimento básico para la mitad de la población mundial.

La planta del arroz depende en exceso de las condiciones del entorno. Su desarrollo, floración y rendimiento se ven muy afectados por la cantidad de horas de sol y por las condiciones climáticas. Los científicos han dado un gran paso para eliminar tanta dependencia externa. Controlando la floración se puede encontrar el mejor momento para la cosecha en función de variedades y zonas de cultivo, sin importar las condiciones climáticas locales y mejorando el rendimiento o la calidad de la cosecha. El equipo de investigación japonés lleva 20 años investigando los mecanismos moleculares que hay tras las flores de arroz.

Primero manipularon varias variedades de arroz hasta conseguir que no florecieran, a través de la sobreexpresión de un gen llamado Ghd7, que bloquea la expresión de los otros genes que intervienen en la floración. Después modificaron la ruta de la floración permitiéndoles activarla al actuar sobre el gen Hd3a, un gen maestro que indica a la planta cuándo florecer. Este gen sólo expresa proteínas cuando se le rocía con una sustancia usada hasta ahora como fungicida, el probenazole.

“Sabíamos que este tipo de fungicidas, llamados activadores vegetales, podían inducir la expresión de algunos genes”, afirma Takeshi Izawa, científico líder de la investigación. Tras probar con una docena de ellos, identificaron la región del ADN que, al recibir la dosis de fungicida, promovía el inicio de la transcripción del gen Hd3a. “Pensé que podíamos lograr un sistema de inducción funcional nunca probado hasta ahora”, añade.

[FUENTE: El País + Nature + ChileBio]

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