El periodista Albert Concepción ha publicado este lunes, 13 de febrero, una columna de opinión en el diario digital Análisis y Reflexíon de la Noticia en el que se analiza la carta anual que Bill Gates suele publicar por estas fechas abordando cuestiones que afectan a la sociedad en general y a la de los países en vías de desarrollo en particular.

En ésta, el filántropo estadounidense ha defendido la innovación agrícola como elemento clave para mejorar el mundo. Por su parte, el periodista ha criticado las trabas injustificadas que los grupos ecologistas siguen poniendo en muchas partes del mundo a estas tecnologías.

Bill Gates pide en su carta mayor inversión en la investigación agraria al considerar que los alimentos juegan un papel esencial en el bienestar humano y en la estabilidad nacional. Como ejemplo menciona el desarrollo de una variedad de mandioca transgénica desarrollada por científicos africanos que ha logrado que la planta resista las principales enfermedades que venían infectando dicho cultivo.

Según explica Albert Concepción, el empresario estadounidense compara el proceso de la biotecnología agraria con una enorme biblioteca pública. Antiguamente había que deambular por las distintas salas de la biblioteca buscando uno por uno los libros donde se encontraban los datos que necesitábamos.

Ahora, con la biotecnología agraria, conocemos la página del libro que contiene la información que necesitamos y “podemos localizar con precisión qué planta contiene el gen que confiere una característica concreta” para poder desarrollar con mayor rapidez nuevas variedades.

Pese a los grandes beneficios de esta tecnología, Albert Concepción critica que todavía haya grupos ecologistas y políticos que pongan “trabas injustificadas al desarrollo y a la aplicación de estas nuevas tecnologías, entre las que se encuentran los llamados transgénicos”. Y matiza que lo más sorprendente es que estos mismos grupos pretendan que los agricultores de todo el mundo retrocedan a un pasado falsamente idealizado en el que las plantas crecían sólo con poner la semilla en la tierra.

“Que nos fastidien en Europa –donde comemos casi todos los días– es bastante malo, pero que lo hagan con familias africanas que apenas tienen para subsistir es, simple y llanamente, deleznable”, concluye.

Pincha aquí para leer la columna de opinión completa.

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