Los países americanos, que apostaron en 1996 por los cultivos con organismos modificados genéticamente (OMG) por primera vez en la historia de la agricultura, son ahora un punto de referencia mundial. En sólo doce años, esta forma de cultivo ha superado ya los 690 millones de hectáreas, que equivalen aproximadamente a 30 veces la superficie del Reino Unido.
Actualmente, el continente americano disfruta de más de 80 millones de hectáreas destinadas a estas variedades, lo que representa más del 80% de la superficie cultivada con OGMs en todo el mundo. Estas cifras son reflejo de la confianza de los agricultores por esta tecnología que ha proporcionado durante estos años sustanciosos beneficios medioambientales y económicos ante los retos del siglo XXI.
A día de hoy, este tipo de agricultura se encuentra presente en 24 países de todo el mundo , de los que más de la mitad se encuentran en vías de desarrollo.
La experiencia y la apuesta de los agricultores han hecho que diez de los veinte países con mayor extensión destinada a cultivos transgénicos en todo el mundo se encuentren en el continente americano. Estados Unidos, Argentina, Brasil y Canadá se sitúan a la cabeza, superando las 57, 19, 15 y 7 millones de hectáreas, respectivamente . De cerca le sigue India y China, donde cada campaña las cifras biotecnológicas aumentan significativamente.
Estados Unidos
La superficie cultivada con variedades MG en los EEUU representa el 50% del total mundial, lo que le sitúa a la cabeza con el cultivo de variedades como la soja, el maíz, el algodón, la colza, y otras. Las cifras estadounidenses por hectáreas crecen cada año por la demanda de mercados crecientes como los biocombustibles, que hizo que en 2007 se incrementara la superficie de maíz transgénico un 40% respecto al año anterior, una subida que fue parcialmente compensada por pequeños descensos de la soja y el algodón biotecnológico.
Durante la última campaña, el 63% del maíz biotecnológico, el 78% del algodón biotecnológico, y el 37% de todos los cultivos biotecnológicos del país fueron productos con dos o tres genes combinados que les proporcionaban varios beneficios complementarios. Los productos de estas características añaden una importante gama de productos y una tendencia para el futuro que satisface las diferentes necesidades de los agricultores y los consumidores por los que ya apuestan más de 10 países en todo el mundo.
En la campaña actual, el maíz se ha situado por primera vez como el cultivo biotecnológico más extendido en los EEUU y representa el 80% de la superficie total sembrada, siete puntos más que el año anterior alcanzando los 27,4 millones de hectáreas . Muy cerca de esta superficie se encuentra la soja MG, que ya representa el 92% del total cultivado (27,4 millones de hectáreas). El tercer cultivo transgénico más cultivado es el algodón, cuyo porcentaje de cultivo durante 2008 ha representado el 86% del total, el equivalente a una superficie de más de 3 millones de hectáreas.
Argentina
Argentina es uno de los seis países agrobiotecnológicos fundadores, que sembró soja transgénica desde 1996, el primer año de comercialización en el mundo. A día de hoy sigue siendo el segundo país productor de cultivos biotecnológicos, cultivando 19,1 millones de hectáreas en el 2007, lo que representa el 19% de toda la superficie mundial dedicada al cultivo de transgénicos.
De los 19,1 millones de hectáreas sembradas con transgénicos de Argentina entre 2007 y 2008, 16,0 millones de hectáreas eran de soja, 2,8 millones de maíz y unas 400.000 hectáreas de algodón. Estas cifras lo han convertido en un país de elevadas exportaciones, concretamente de cereales y semillas oleaginosas.
Se estima que los cultivos biotecnológicos en Argentina han aumentado significativamente la renta de los agricultores en aproximadamente 20.000 millones de dólares en la década de 1996 al 2005, han creado millones de nuevos puestos de trabajo, han conseguido una soja a precios asequibles, y han supuesto importantes beneficios para el medio ambiente, especialmente facilitando la práctica del no-laboreo para conservar el suelo y la humedad que permite conseguir dos cosechas anuales.
Brasil
A día de hoy, el Gobierno brasileño tiene como máxima prioridad paliar la pobreza en el medio rural, un medio en el que las grandes exportaciones coexisten con los pequeños agricultores de escasos recursos. Por ello cada vez es mayor la apuesta que desde la Administración se está haciendo por los OMGs, situando al país como la tercera potencia mundial en cultivos biotecnológicos con 15 millones de hectáreas, principalmente ocupadas por soja y algodón.
El crecimiento interanual obtenido entre el 2006 y el 2007 fue el segundo mayor crecimiento registrado en el mundo, sólo superado por la India, mientras que el crecimiento de 3,5 millones de hectáreas en el 2007 fue el mayor aumento absoluto de un cultivo biotecnológico registrado en todo el mundo.
Actualmente, Brasil es el primer productor de caña de azúcar del mundo, el segundo productor de soja tras los EEUU, el tercer productor de maíz y el sexto productor de algodón. Además, es el único país no asiático que es considerado como productor importante de arroz, es el décimo del mundo.
Hasta la fecha, la introducción de los cultivos biotecnológicos en Brasil ha sufrido importantes retrasos por motivos políticos. Uno de los últimos estudios realizados muestra cómo el retraso en la aprobación de la soja transgénica de 1998 a 2006, costó a los agricultores 3.100 millones de dólares. A esto hay que sumarle una pérdida de beneficios de 4.510 millones de dólares .
En noviembre del 2007, el Presidente de Brasil Luis Inácio Lula da Silva anunció la inversión de 23.000 millones de dólares en un plan de acción cuatrienal, el “Plan de acción para la ciencia, la tecnología y la innovación”. Una de las cuatro ideas centrales del Plan es apoyar la investigación y la innovación en áreas estratégicas, y especialmente en la biotecnología, los biocombustibles y la biodiversidad.
Canadá
Canadá es otro de los seis países agrobiotecnológicos fundadores, que comercializó colza tolerante a herbicida en 1996. Durante la última cosecha la superficie total sembrada con transgénicos superó los 7 millones de hectáreas destinadas al cultivo de colza, maíz y soja. El más extendido es el cultivo de colza, que durante 2007 ocupó 5,9 millones de hectáreas, un 11% más que en 2006 cuando la superficie plantada con dicha variedad fue de 5,24 millones de hectáreas.
Canadá también es un importante productor de trigo, cultivo con una línea transgénica que ha sido ensayada en numerosos campos del país pero que después no ha sido aprobada ni adoptada. Las variedades que están permitidas actualmente han sido desarrolladas a través de la mutagénesis. Todo parece indicar que el importante desarrollo biotecnológico en variedades de trigo resistentes a enfermedades como el Fusarium podría acabar implantándose en el país y así aumentar la productividad de los campos.
Paraguay
Desde que fue aprobado el cultivo de soja transgénica en 2004, Paraguay se ha situado como el cuarto país del mundo en exportación y cultivo de dicha semilla. Sólo en 2007 el incremento de superficie cultivada con dicha variedad se situó en el 13%, con 2,6 millones de hectáreas, lo que supone el 94% de las plantaciones nacionales de soja.
A día de hoy el maíz y el algodón transgénico no ha sido aún oficialmente aprobado por el Gobierno paraguayo, pero sus países vecinos están cultivando ambas variedades. Cada año son más las hectáreas que se destinan en el país para el cultivo del maíz, lo que hace prever una pronta aprobación de su modificación genética para que así los agricultores puedan beneficiarse de las ventajas que esta tecnología aporta.
México
Pese a que aún las cifras de cultivos modificados genéticamente en México son reducidas, todo hace indicar que en un futuro próximo se situará como uno de los principales productores de maíz transgénico del mundo. El pasado mes de abril, la Secretaría mexicana de Medio Ambiente y Recursos Naturales mexicana aprobó la Ley de Bioseguridad que permite la importación, exportación y siembra de cultivos transgénicos en todo el país con restricciones especiales para el maíz.
En referencia al maíz, uno de los principales alimentos del país, la Ley de Bioseguridad establece que las importaciones o exportaciones de granos para la alimentación animal o humana incluyan una advertencia de que puede contener productos transgénicos. En el caso del maíz, el reglamento establece una limitación legal para evitar su degeneración, al igual que la de otros cultivos de origen mexicano, que fija “un régimen de protección especial”, aunque no especifica cuál.
En la actualidad, el rendimiento medio de maíz en México es de 2,5 toneladas por hectárea. En estados como Sinaloa, en el que el 99% de los cultivos se hacen con semillas híbridas resistentes a distintas plagas, las cosechas alcanzan las 9 toneladas. El gasto de insecticidas en los campos mexicanos ronda los 15 dólares por hectárea, una cifra que con el uso de transgénicos se eliminaría prácticamente por completo a la vez que se hace un uso del agua más eficiente con su consiguiente ahorro.
Una apuesta de futuro
Pese a que actualmente el continente americano reúna más del 80% de los cultivos transgénicos de todo el mundo, este porcentaje disminuye progresivamente cada año pese a que los países americanos y el número de hectáreas cultivadas en los mismos crezcan notablemente. La razón de este descenso es la cada vez mayor apuesta por esta tecnología en el resto de continentes en base a la experiencia de agricultores que llevan ya 12 años beneficiándose de estos cultivos.
La India y China ocupan el quinto y sexto lugar, respectivamente, entre los países con mayor superficie de cultivos biotecnológicos. Mientras que en la India sólo se cultiva el algodón, en la China además se da el cultivo del tomate, el álamo, la petunia, la papaya y el pimiento dulce. Europa, por su parte, cuenta ya con ocho países que cultivan transgénicos, con cerca de 100.000 hectáreas.
A día de hoy 24 países de todo el mundo cultivan OMG y en éstos residen más de 6.500 millones de habitantes, el 55% del total mundial. Pese a que en doce años el comercio y el cultivo de OMG ha avanzado notablemente, esto es tan sólo el principio de un camino futuro repleto de nuevas posibilidades que la biotecnología ofrecerá a la agricultura y a la sociedad para afrontar los grandes retos del siglo XXI.