El director general de la agrupación nacional e interprofesional de semillas y plantas (GNIS) de Francia, Philippe Gracien, valora en un artículo publicado en la edición de París del diario Metro la utilidad de las plantas modificadas genéticamente (MG) “que constituyen una herramienta precisa que permite responder a una necesidad dada”, al tiempo que destaca que no se han demostrado de forma científica “ningún riesgo sanitario” ni “ningún incidente medioambiental” relacionado con su cultivo, tras más de 20 años de investigaciones y 12 de comercialización y consumo.

Lejos de ser “plantas milagro” capaces de resolver todas las problemáticas al mismo tiempo, “cada OMG constituye una herramienta precisa que permite responder a una necesidad dada”, explica Gracien, señalando, como ejemplo, el maíz Bt, cuyo cultivo en Francia permite “luchar eficazmente” contra los insectos del taladro y preservar la calidad sanitaria de las cosechas (reducción de micotoxinas).

Recalca que los OMG tienen vocación de completar y no suplantar a los demás formas de producción. “¡Las destrucciones de las que son objeto son intolerables! Es hora de darse cuenta de su utilidad y de dejar de condenarlos sin pruebas, en nombre de una ideología”, añade el director de GNIS.

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