Según se desprende del último informe publicado por la Comisión Europea el pasado 15 de abril sobre las consecuencias socioeconómicas de los cultivos transgénicos, los agricultores que cultivan transgénicos se benefician de un mayor rendimiento en sus cultivos y de una mejora sustancial de ingresos. Pese a ello, estas ventajas no se están aprovechando al máximo en la Unión Europea por el recelo político ante la aprobación de nuevos cultivos transgénicos.

Hay que recordar que el maíz transgénico resistente al taladro, según el informe ‘GM crops: global socio-economic and environmental impacts 1996-2009’ de los economistas Graham Brookes y Peter Barfoot, incrementa un 11,8% la producción en áreas con gran ataque de esta plaga, y reduce los costes derivados del uso de insecticidas hasta 20 euros por hectárea. Los agricultores españoles lograron entre 1996 y 2009 un beneficio extra de 65 millones de euros gracias al cultivo de maíz transgénico resistente al taladro (MON810).

El cultivo mundial de semillas transgénicas ha logrado en los últimos años:

  • Incrementar la productividad reduciendo la superficie cultivada.
  • La reducción en 2009 de las emisiones de dióxido de carbono en 17.700 millones de kg, el equivalente a la eliminación de 6.900 millones de coches de las carreteras durante todo un año.
  • Mejoras en los ingresos para los agricultores: el beneficio global obtenido en 2009 fue de más de 7.000 millones de euros.
  • Ahorro de costes al reducir el uso de fitosanitarios: 393 millones de kg de fitosanitarios menos en 2009 gracias a los cultivos transgénicos.
  • Ahorro en la cantidad de agua necesaria para algunos cultivos transgénicos resistentes a sequía.

El informe de la Comisión Europea representa un punto de partida para el debate más profundo y más centrado entre las instituciones de la Unión Europea sobre el cultivo de transgénicos.

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