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En el marco de la jornada técnica ‘+ Eficiencia en el cultivo de maíz’ celebrada ayer en Valencia de Don Juan y organizada por Revista Tierras, Soledad de Juan (Directora de la Fundación Antama) analizó el presente y el futuro de las variedades transgénicas como herramienta en la sanidad vegetal del maíz. Una ponencia en la que profundizó en las nuevas variedades modificadas genéticamente y su potencial para mejorar la eficiencia del cultivo. Su exposición se centró en el caso del maíz, único cultivo que cuenta con una variedad transgénica cuyo cultivo está aprobado en la Unión Europea y del que España es líder de siembra. Se trata del MON 810, una variedad resistente a la plaga del taladro. En 2013 se sembraron 136.962,45 hectáreas con estas semillas en nuestro país.

El MON 810 fue aprobado para su cultivo en la Unión Europea en 1998, una variedad que protege contra la plaga del taladro del maíz. Actualmente se cultiva en España, República Checa, Rumanía, Portugal, Eslovaquia y Polonia. Variedad que permite la mejora de los cultivos, el aumento de rendimientos y beneficios, el ahorro de costes, la reducción en el uso de energía, el control de plagas, la reducción de las labores de laboreo, la reducción de la erosión y la mejora en el suelo.

Tras 15 años de cultivo continuado en España, el cultivo del maíz MON 810 ha permitido la reducción de las importaciones de maíz en España en más de 853 mil toneladas desde 1998. Un dato del que se desprenden numerosos beneficios para el comercio exterior español, evitando importaciones por un valor de 156 millones de euros. El maíz transgénico también ha permitido en España un menor uso del agua de riego (490 millones m3), menor huella hídrica (1 millón m3) y mayor fijación de CO2 (663 mil ton CO2 eq).

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A día de hoy hay dos cultivos transgénicos clave:

CULTIVOS Bt – Permiten hacer frente a las plagas que afectan al cultivo y que producen pérdidas en los rendimientos agronómicos y económicos. Los cultivos biotecnológicos resistentes a insectos contienen un gen que les confiere la resistencia y que viene de la bacteria del suelo Bacillus thuringiensis (Bt). Estos cultivos tienen como objetivo reducir las pérdidas de rendimientos atribuibles a las plagas de insectos y reducir el uso de insecticidas.

CULTIVOS HT – Las malas hierbas suponen un problema  para la rentabilidad de muchos cultivos dado los costes y complejidad de los tratamientos convencionales. Algunos cultivos son modificados genéticamente para tolerar  herbicidas (HT) de amplio espectro como el glyphosate. Estos cultivos tienen como objetivo reducir los costes a través de controles de malas hierbas más flexibles y simples.

La Unión Europea cuenta con 47 eventos biotecnológicos aprobados, 45 para importación y sólo dos para cultivo. De éstos un total de 26 se refieren al maíz (8 al algodón, siete a la soja, tres a la colza, y uno a la remolacha azucarera. En el caso del maíz la mayoría de los aprobados para importación cuentan con tratamientos combinados, seguida por la tecnología HT y Bt. Actualmente la Unión Europea cuenta con 21 procesos de aprobación para cultivo pendientes (17 de maíz, dos de patata, uno de soja y uno de remolacha azucarera) y 47 para alimentación, procesado, piensos e importación (›16 de maíz, 12 de algodón, 11 de soja, 6 de colza, uno de patata y uno de arroz).

En su exposición, Soledad de Juan resaltó el reto al que se enfrenta el mundo de alimentar a una población en constante crecimiento. Según los datos, la producción de alimentos tendrá que aumentar un 70% de aquí a 2050 para poder hacer frente a la demanda proyectada. Éste reto se enfrenta a la barrera de que a día de hoy sólo hay un 5% de tierra cultivable que no se está destinando para tal efecto, un porcentaje mínimo que aunque se pusiera en activo no lograría ese incremento del 70% productivo.

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