Con el objetivo de ofrecer a los lectores la oportunidad de crearse una idea de qué son los organismos modificados genéticamente y lo que representan en el mundo actual, David Bueno i Torrens, Doctor en Biología y especialista en Genética, ha publicado la obra ‘Convivir con los transgénicos’, un texto accesible para todos los públicos que analiza, con la ciencia como base, todo lo que rodea la tecnología de los transgénicos.

La obra presenta las cuestiones legales, sociales y éticas que surgen en torno a los transgénicos. También incluye un capítulo dedicado a la historia de las modificaciones genéticas, desde la revolución neolítica hasta la actualidad, para que el lector pueda contextualizar el tema.

Con un lenguaje próximo destinado a los lectores no especializados, y con un tratamiento neutral, el libro aborda tanto los argumentos esgrimidos por los defensores de los transgénicos como los de los detractores. Además, el texto está acompañado de un gran número de ilustraciones que simplifican el proceso científico para facilitar así la comprensión.

El autor, que ha publicado ya otros libros de divulgación sobre genómica (Gens i genoma. El programa de la vida. Editorial Pòrtic) y sobre el uso y las aplicaciones de las células madre (Órganos a la carta), ofrece en exclusiva para Fundación Antama unas pequeño esbozo de su obra.

¿Podría darnos unas breves pinceladas sobre su libro?
El libro Convivint amb transgènics ofrece una visión amplia, rigurosa y amena sobre el mundo de la biotecnología, y más específicamente sobre el campo de los organismos genéticamente modificados. Es una obra de divulgación basada en criterios científicos en la que se expone claramente la esencia de las modificaciones, los procedimientos usados, y de dónde se obtienen todas las herramientas biotecnológicas necesarias para llevar a cabo dichas modificaciones, todo con ejemplos reales.

El propósito de esta obra es contribuir al debate sobre los transgénicos, haciendo que el lector se pueda crear una idea de qué son, qué representan dentro del mundo actual, que se espera de ellos y qué cuestiones legales, sociales y éticas suscitan. Pretendo crear opinión científica, necesaria para que todos los ciudadanos podamos participar de los nuevos descubrimientos científicos en igualdad de condiciones y responsabilidades.

¿Cuál es la esencia de la modificación genética?
La esencia es muy simple: alterar una característica biológica de forma dirigida, controlada y eficaz que nos beneficie de forma concreta. En esencia, es lo mismo que durante generaciones se ha ido haciendo con todos los organismos de uso humano, desde fermentos hasta animales y plantas de consumo. La única diferencia es que hasta principios del siglo XX esta selección se hacía de forma empírica, por ensayo y error, sin la aplicación de criterios científicos. Esto cambió con el desarrollo de la genética, que permitió el gran avance en agricultura de mediados del siglo XX conocido como revolución verde, y se ha acentuado con el desarrollo de la ingeniería genética y la biotecnología.

¿Qué le movió a escribir sobre este controvertido tema?
Por un lado está mi empeño personal en hacer divulgación científica, tan necesaria en un mundo en que la ciencia y la técnica ocupan una posición privilegiada dentro de nuestro modo de vida. Pero el principal motivo fue ver la forma tan distorsionada y carente de base científica con que la sociedad percibe algunas de las aplicaciones de los transgénicos. La culpa, por supuesto, no es de la sociedad sino la falta de comunicación de la que muchas veces pecamos los científicos, y de la manipulación de datos que hacen algunos colectivos.

¿Qué diferencia hay para el consumidor entre una variedad modificada genéticamente con una convencional?
Honestamente y en una sola palabra: ninguna. Ninguna a nivel alimentario, ninguna a nivel de seguridad sanitaria, ninguna a ningún nivel. Lo que no quita que deba constar en el etiquetaje el origen de los productos, pero no porque provengan de variedades transgénicas o no, sino para garantizar el derecho a la libre elección del consumidor. Tal vez el problema del rechazo a algunas aplicaciones se deba en parte a que los consumidores tampoco perciben ninguna mejora para ellos.

¿Por qué este debate sobre los transgénicos con informaciones tan contradictorias?
Porque los defensores de esta tecnología y sus detractores se mueven en marcos de referencia diferentes. En general, los defensores usan criterios científicos y económicos, los cuales son objetivables y por lo tanto discutibles en unos mismos términos. Que se usen criterios científicos y económicos no significa que no puedan ser rebatidos si se aportan nuevos datos también científicos y económicos.

En cambio, los detractores usan otro marco de referencia, mucho más subjetivo, en el que se mezclan datos científicos y económicos con apreciaciones personales subjetivas. Desgraciadamente, la relativa falta de cultura científica en algunas personas provoca que les sea mucho más fácil, o próximo, aceptar estas posturas que las científicas.

¿Qué se esconde tras aquellos que buscan derribar esta tecnología?
Dos cosas. Por un lado, un cierto miedo a las cosas nuevas. Es una reacción muy humana, que todos tenemos, pero que cede en cuanto percibimos una utilidad a esa cosa nueva. Cuando se inventó el ferrocarril, por ejemplo, la gente temía el paso de los trenes. Actualmente nos discutimos a ver quien recibe la línea de alta velocidad primero.
Además, también se esconden actitudes personales partidistas, que aprovechan una palabra nueva cuyo significado e implicaciones reales mucha gente desconoce (“transgénico”) para promover sus ideas con respecto a un tipo de economía de mercado y al inevitable proceso de globalización.

¿Cuál es la situación concreta de Cataluña?
En Cataluña hace ya algunos años que se siembran variedades transgénicas de maíz, lo que ha generado que ciertos colectivos hayan impulsado una iniciativa popular para declarar Cataluña zona libre de transgénicos. Personalmente no he oído ninguna queja de los agricultores que han elegido estas variedades, lo que de por si es altamente significativo. La sensación general es de expectación, precisamente por falta de información.

La recogida de firmas de ‘Som lo que sembrem’ está teniendo mucho eco, ¿en qué se basan para este rechazo tan rotundo hacia los transgénicos?
Esta recogida de firmas está generando revuelo y abordan algo más profundo que una simple prohibición. Este rechazo se basa en una mezcla de supuestos datos científicos, o mejor dicho, en la falta de comprensión de lo que significan e implican los datos científicos, en la manipulación de informaciones diversas y en opiniones personales de cómo debería ser la economía agrícola del país.

¿Es viable una coexistencia sin enfrentamientos?
No sólo es viable, si no que es necesaria. Es viable siempre y cuando se cumpla la normativa legal concreta para cada tipo de cultivo, una normativa pensada no sólo con criterios sociales sino también científicos. Es necesario que desde las administraciones se vele por el cumplimiento de la normativa de forma clara, lo que contribuiría a disipar las dudas que generan los cultivos de plantas transgénicas. Uno de los peores enemigos para el desarrollo y la aplicación de la ciencia es el oscurantismo informativo de las administraciones. Además, es necesaria para garantizar la libertad de los agricultores y consumidores de elegir aquellos cultivos que más les interesen, un derecho que debe prevalecer en una economía de mercado.

¿Qué papel juegan los científicos en la divulgación de la biotecnología?
Por norma general, los científicos no se cansan de repetir el interés y la seguridad de los cultivos transgénicos, pero es un mensaje que no cuaja suficientemente. Entre los motivos se puede destacar la dificultad de exponer con palabras sencillas qué son, para qué sirven y los controles a los que se somete a los transgénicos.
En este sentido, los mensajes de los colectivos contrarios son mucho más directos y sencillos, por lo que penetran mejor en la conciencia colectiva. Aunque esta aparente sencillez de los mensajes se debe a la falta de criterios científicos en sus planteamientos.

¿Qué necesita esta tecnología para ser conocida plenamente por la sociedad?
Es necesario mantener un ritmo de contacto científico con la sociedad, que la población esté al día de los desarrollos que se hacen y de las implicaciones que tienen en su vida diaria. Es importante que tanto los científicos como los medios de comunicación mantengamos clara la frontera entre las evidencias científicas y las opiniones subjetivas. Es necesario que la población perciba de forma clara las ventajas que la biotecnología está aportando a su vida diaria. Los humanos somos en general neófobos, pero los temores se desvanecen rápidamente y las nuevas tecnologías se adoptan en cuanto se percibe una mejora en la calidad de vida.

Una visión de futuro…
La coexistencia armónica de las herramientas biotecnológicas con los sistemas tradicionales de producción, basada en la libre elección, con conocimiento de causa y con responsabilidad de todos los sectores implicados.

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