No es raro encontrarnos con campañas publicitarias en las que se venden falsos valores para conseguir que el consumidor se decante por una marca. El último caso ha sido el de Estrella Damm con ‘Cyrano’, spot protagonizado por Alberto Chicote y Ana Castillo en el que se ensalza lo “natural” de su producto afirmando que a su cerveza “no se le añaden ingredientes modificados genéticamente”. Un sinsentido, ya que no existen variedades de cebada o lúpulo transgénicas comercializadas. La cerveza que disfruta el personaje en este anuncio no puede contener ingredientes transgénicos. Este spot que crea un falso valor con una afirmación anticientífica, excluyendo una tecnología segura que está presente en la alimentación mundial desde hace más de 20 años.

La cerveza de Estrella Damm no contiene ingredientes transgénicos, pero no olvidemos que si los contuviera sería igual de segura y saludable para el consumidor. No aporta ningún valor que la cerveza no contenga transgénicos ya que no existe ninguna evidencia científica que cuestione su seguridad. De lo que sí hay pruebas validadas es de que los alimentos transgénicos son tan seguros como los que no lo son. Además, la Unión Europea cuenta con una rigurosa normativa de etiquetado de ingredientes modificados genéticamente, asegurando que el consumidor tome siempre una decisión de compra informada, cumpliendo los máximos estándares de seguridad.

En 2016 la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos publicó la mayor revisión científica sobre impacto de los transgénicos, concluyendo que no existe ninguna evidencia científica de que tengan un impacto negativo en la salud o el medio ambiente (+info). Ese mismo año, más de 130 Premios Nobel firmaron una carta conjunta contra Greenpeace por su oposición a los transgénicos (+info), especialmente su oposición al arroz dorado, una variedad que podría combatir la muerte de 2 millones de niños cada año a causa de la deficiencia de Vitamina A. Más de 130 estudios científicos europeos avalan la seguridad de los cultivos transgénicos (+info). Recordemos que aunque haya debate social y político sobre los transgénicos, a nivel científico no existe controversia alguna respecto a su seguridad y valor. 

EL MAÍZ EN LA ELABORACIÓN DE CERVEZA

Aunque mucha la gente lo desconozca, la mayor parte de la cerveza consumida en España emplea el maíz para su elaboración. Incluso algunas denominadas “artesanales” emplean el trigo o dicen ser “sin gluten” y así lo indican en la etiqueta. Estos ingredientes se usan para fermentar los azúcares de la mezcla de la malta de cebada, los lúpulos y la levadura. Aquí se abre otra posibilidad a que una cerveza pudiera contener ingredientes transgénicos. Pero la realidad es que la totalidad de la cosecha de maíz Bt (el único cultivo transgénico aprobado para su cultivo en la Unión Europea) se destina a la alimentación animal, ninguna entra en el proceso productivo de la cerveza.

En el caso de que contuviera maíz transgénico, tendría que cumplir las normas de etiquetado e indicarlo si la proporción de ese tipo de maíz fuera mayor del 0,9% del total utilizado. La cerveza seguiría siendo igual de segura que si se hiciera con maíz convencional, e incluso podría ser considerada más segura que la elaborada con cereales no transgénicos, ya que con toda seguridad estaría libre de fumonisinas. Éstas son un tipo de micotoxinas cancerígenas que contaminan el maíz tras ser atacados por insectos plaga, como el taladro. Está demostrado científicamente que la resistencia del maíz Bt disminuye significativamente el riesgo de este tipo de micotoxinas.

INGREDIENTES NATURALES

Además Estrella Damm afirma que sus cervezas “solo se hacen con ingredientes naturales” cuando por todos es sabido que nada de lo que comemos a día de hoy es “natural”. Las variedades que se cultivan hoy son el resultado de siglos de mejora humana a través de la selección o el cruzamiento, incluida la cebada y el lúpulo que se usa para la cerveza. Las técnicas biotecnológicas han conseguido que la mejora vegetal sea más rápida, segura y dirigida, superando los máximos controles de seguridad actuales. Por mucho que duela a muchos, lo “natural” no es sinónimo de calidad ni tampoco de seguridad.

Los mensajes del spot de Estrella Damm buscan confundir al consumidor, impulsando un miedo nacido del desconocimiento. Sin perder de vista que la ley obliga a etiquetar lo que compone un producto, no lo que no contiene. No se debería permitir hacer publicidad que avive fobias alimentarias infundadas para crear un falso valor añadido que aprovechar comercialmente. Hay que acabar con estos sinsentidos anticiencia que empañan gratuitamente tecnologías seguras mientras que ensalzan unos modelos “naturales” tan irreales como los falsos valores que predican.

 

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