Un grupo de investigadores argentinos del INTA Balcarce ha logrado modificar el gen de polifenol oxidasa, presente en el cultivo de patata (Solanum tuberosum L.) y cuya enzima provoca el pardeamiento enzimático en tubérculos, es decir, que se pongan negros o que se oxiden cuando se los corta y se los expone al aire. Esta pérdida de calidad no sólo genera el rechazo del consumidor y de la industria, sino que afecta las propiedades nutricionales de la patata fresca y sus productos derivados.

Los investigadores comprobaron que era posible generar dentro de una célula de patata una maquinaria de edición génica que dirigida específicamente al gen elegido cambiando su secuencia genética. El corte o pelado, así como los daños mecánicos sufridos durante la cosecha, transporte y almacenamiento, llevan a que se generen manchas pardas o negras producto de la oxidación, condiciones que provocan pérdidas para el consumo y la industria.

De acuerdo con los resultados sacados sobre el total de plantas editadas con CRISPR, alrededor del 15 por ciento mostró cambios en la secuencia de este gen, lo cual representa una alta eficiencia. Los investigadores afirman que es un primer paso que despierta interés en futuros procesos de industrialización. Con una producción nacional en Argentina que ronda las 2.43 millones de toneladas de patata al año, el control de este problema permitiría evitar importantes pérdidas económicas para la producción y la industria.

El próximo objetivo será la aplicación de la edición génica en variedades de patata obtenidas del programa de mejoramiento del INTA, tanto en este como en otros genes de importancia nutricional a fin de agregar valor y mejorar la calidad del cultivo. Además, esta investigación abre las puertas a la utilización de la edición génica en otros cultivos de importancia como soja y arroz . La patata es el tercer cultivo más importante en la alimentación humana, después del trigo y el arroz.

[FUENTE: INTA]

Compartir en redes sociales