Con motivo de las ‘II Jornadas de Transgénicos Agrícolas’ organizadas por la Asociación de Biotecnología de Salamanca (ABSAL) y celebradas en Salamanca la semana pasada, tuvimos la oportunidad de hablar con Berta Dopico Rivela, Catedrática de Fisiología Vegetal de la Universidad de Salamanca e investigadora del Centro Hispano Luso de Investigaciones Agrarias.

La experta comentó con nosotros la situación del sector agrario español y europeo y el papel de los cultivos transgénicos en el mercado nacional e internacional. Berta Dopico participó en la primera sesión de las Jornadas hablando sobre las aplicaciones de la ingeniería genética vegetal en el sector industrial, médico y alimentario.

¿Cuándo nació la ingeniería genética vegetal?
Si nos referimos a la producción de plantas transgénicas fue hace unos 20-25 años cuando se describió por primera vez la transferencia y expresión de genes foráneos en células vegetales.

¿Es la biotecnología agraria una tecnología segura?
Sí. Se conoce lo que se introduce en la planta y para qué se introduce. Además su aprobación para la siembra y consumo requiere un análisis molecular a todos los niveles de cada evento transgénico.

¿Qué ventajas tiene biotecnología agraria respecto a la mejora genética tradicional?
Desde mi punto de vista tiene 2 ventajas principales: es más rápida, salvo los trámites para su aprobación, y es más dirigida, es decir, se busca cambiar un carácter introduciendo uno o dos genes, de tal manera que el resto de las características permanezcan inalteradas.

¿Cómo influye la ingeniería genética en la actividad agrícola?
Depende del país y del cultivo. En España se cultiva maíz resistente al taladro y está dando muy buenos resultados y aumentos en el rendimiento económico de los cultivos.

¿Qué papel juega en el mercado de los alimentos?
Actualmente en España no se consumen alimentos frescos que procedan de plantas transgénicas. De todas formas, es evidente que si aumenta la producción de determinados cultivos, habrá más disponibilidad de alimentos y esto puede repercutir en el precio final.

¿Confía el consumidor europeo en los alimentos transgénicos?
No, como ya se ha demostrado en diferentes encuestas y foros. Particularmente opino que en parte se debe a una escasa cultura científica de un sector de la sociedad y en parte a una campaña de desprestigio bien orquestada por diferentes organizaciones.

¿Es consciente la sociedad europea de la importancia que tiene esta tecnología?
No, esta tecnología va a tener un gran impacto en la productividad agrícola pero además existen otras aplicaciones, como producción de vacunas, mejora en las fibras vegetales, en la calidad nutricional…que aporta valor añadido a esta tecnología.

Compartir en redes sociales