Un equipo de investigadores de las universidades de Giessen y Friedrich-Alexander de Nuremberg (Alemania) realiza ensayos de campo de dos líneas de cebada mejorada genéticamente para resistir a los hongos patógenos que la afectan y para mejorar la calidad de la malta que se emplea en el proceso de elaboración de la cerveza. La cebada se ha cultivado en todo el mundo y se ha empleado en alimentación y elaboración de cerveza desde tiempos antiguos, y los esfuerzos que se han realizado para mejorarla de forma convencional han registrado éxitos limitados. Este proyecto de investigación, que incluye diversos trabajos, finalizará en 2008, aunque los resultados previos podrán obtenerse este año.

Uno de los principales virus que afecta a la cebada es la Rhizoctonia, que se ha extendido especialmente en la parte noroccidental de los Estados Unidos y en el sur de Australia. Los agricultores han empleado décadas para intentar encontrar una solución efectiva de lidiar con este virus, sin soluciones ampliamente favorables. Los fungicidas son una opción costosa, ya que su empleo resulta complejo, e implican un coste medioambiental. La rotación de cultivos no es efectiva, ya que el virus afecta a un amplio espectro de plantas, y la mejora de la cebada por vía convencional no ha cosechado éxitos, debido a que no existen variedades de cebada con buena resistencia a la Rhizoctonia, según recoge la página de información sobre biotecnología GMO-Compass.

Por ello, la biotecnología se presenta como un arma adecuada para solucionar este problema. Científicos de la Universidad de Washington han insertado de forma satisfactoria un gen del hongo Trichoderma -que ataca a otros tipos de hongos, entre ellos el que afecta a la cebada- en el genoma de este cereal. Los ensayos de campo que se están practicando en Alemania estudian los resultados, fijándose sobre todo en la hipotética presencia de efectos no esperados. El proyecto de investigación se prolongará hasta 2008, aunque los resultados se darán a conocer antes, este año.

Mejora de la calidad

Para la elaboración de la cerveza es necesario hacer germinar los granos de cereal, en este caso, de cebada, y secarlos rápidamente tras el desarrollo de la planta. Este proceso se denomina malteado. El proceso de calentamiento que hace germinar al grano también desactiva las enzimas. Además, todo el almidón y material celular sobrante cuando los granos son calentados y secados, no puede ser empleado. Por ello, muchas veces los fabricantes de cerveza deben comprar suplementos de enzimas para mejorar la calidad de la producción.

Sin embargo, la moderna biotecnología ha dado un paso adelante en este aspecto. Un grupo de investigadores de la fábrica de Carlsberg, en Copenhague, y de la Universidad de Washington, han tomado genes de las enzimas amilasa y glucanasa que registren una mayor estabilidad ante el calor, y lo han expresado en la cebada. Las enzimas resultantes permanecen ahora activas tras cuatro horas de calentamiento, mientras que las de la cebada convencional se destruyen a los cuatro minutos de aplicárseles el calor.

Esta mejora repercute positivamente en la fabricación de piensos para animales, ya que por lo general, cuando las aves son alimentadas con este cereal, registran menores tasas de crecimiento. Diversos estudios muestran que las aves alimentadas con esta cebada mejorada genéticamente superan en tamaño a las que ingieren cebada convencional. Los ensayos de campo que se practican en Alemania estudian la cebada resistente al virus de la Rhizoctonia y la cebada con glucanasa resistente al calor, haciendo hincapié en la hipotética presencia de efectos no esperados.

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