Impulsar la producción agrícola al nivel necesario para alimentar a una mayor población mundial requerirá un fuerte aumento de la inversión pública en investigación y desarrollo y la adopción generalizada de nuevas tecnologías, técnicas agrícolas y variedades de cultivos, según un documento de debate de la FAO.

El documento figura entre los producidos por la Organización de la ONU para iniciar los debates de las mesas redondas en el Foro de Expertos de Alto Nivel que se reunirá en la sede de la FAO en Roma los próximos 12-13 de octubre para discutir estrategias sobre “cómo alimentar al mundo en 2050”. El Foro prepara el terreno a la Cumbre Mundial sobre la Seguridad Alimentaria, que tendrá lugar del 16 al 18 de noviembre de 2009.

Las últimas proyecciones de la FAO indican que la producción agrícola mundial deberá aumentar un 70 por ciento en 2050 para alimentar a 2.300 millones de personas adicionales.

Las previsiones señalan que los mayores incrementos en producción se conseguirán con el aumento del rendimiento y la intensidad de los cultivos en las tierras agrícolas existentes, más que ampliando la superficie de tierra dedicada a la producción agrícola.

A nivel mundial se calcula que el 90 por ciento de los incrementos de producción necesarios procederán del aumento del rendimiento e intensidad de los cultivos, y tan solo el 10 por ciento de un aumento de las tierras cultivables. Para los países en desarrollo, la FAO prevé que esta proporción sea de 80/20. Pero en países con escasez de tierras, casi todo el crecimiento se obtendrá de la mejora del rendimiento.

El documento indica que será necesario “alcanzar nuevas fronteras en la tecnología agrícola” en diversos frentes.

Cambio climático, escasez de agua, pérdidas post-cosecha

El desafío de potenciar el rendimiento agrícola se hace más urgente a causa del cambio climático.

Si las temperaturas suben más de 2oC, la producción agrícola mundial se contraerá severamente y los rendimientos de los principales cultivos -como el maíz- pueden descender. Estos descensos serán especialmente pronunciados en regiones de baja altitud. En África, Asia y Latinoamérica los rendimientos podrían caer entre el 20-40 por ciento si no se adoptan medidas eficaces de adaptación.

Las nuevas tecnologías y las prácticas mejoradas serán también necesarias para hacer frente al cambio climático y al rápido incremento de la escasez de agua, según el documento.

Otra área en la que será necesario innovar es el aumento de la productividad agrícola al tiempo que se reducen las pérdidas post-cosecha. 

Áreas de actuación prioritaria

Según el documento, existen diversas áreas en las que se pueden aprovechar las técnicas agrícolas mejoradas y las nuevas tecnologías para impulsar la producción.

Mejorar la eficiencia en el uso de los insumos agrícolas por los campesinos. Será cada día más importante a medida que los recursos naturales se hacen más escasos y se incrementan los precios de recursos como combustibles fósiles, nitrógeno y fósforo.

Una técnica que se presenta como prometedora en este aspecto es “la agricultura de conservación”. Las granjas que utilizan esta técnica reducen su consumo de combustible en una media de dos tercios, al tiempo que aumentan sus niveles de retención de carbono en el suelo.

El documento señala igualmente que será necesario utilizar los fertilizantes de forma más eficaz a través de un mayor uso de nitrógeno en las explotaciones agrícolas y el incremento del suministro de nitrógeno fijado biológicamente.

El agua es otro recurso que necesita de un uso más eficiente, a través de prácticas como la captación de agua y la conservación de la humedad del suelo. 

Desarrollo de variedades mejoradas de cultivos. Las técnicas de fitomejoramiento pueden llevar a variedades mejoradas de cultivos con mayor rendimiento, una disminución de las pérdidas y una agricultura más resistente a las dificultades asociadas con el clima y la escasez de agua. Sin embargo, la FAO señala en el documento que es necesario evaluar las nuevas tecnologías de forma cuidadosa para evitar posibles impactos negativos para el medio ambiente y la salud humana.

Fuertes inversiones en investigación y desarrollo agrícolas. Siendo la inversión en I+D la forma más productiva de apoyar a la agricultura, el documento señala que “se requieren inversiones masivas públicas y privadas en I+D si se quiere que la agricultura se beneficie del uso de las nuevas técnicas y tecnologías”. La necesidad de niveles sustancialmente más elevados de inversión en la I+D agrícolas se incrementará en el futuro debido al cambio climático y la intensificación de la escasez de agua, se advierte.

Cerrar las “brechas de rendimiento” existentes. Al tiempo que se exploran las nuevas tecnologías, un área en la que se necesita progresar es la promoción de una mayor adopción de los avances existentes. Muchas explotaciones producen hoy en día menos alimentos de los que son capaces simplemente porque no hacen uso de las semillas mejoradas y las técnicas agrícolas actualmente disponibles. Las razones para ello incluyen la falta de incentivos financieros, el escaso acceso a la información, los servicios de extensión agraria débiles, y la falta de oportunidades para adquirir la necesaria capacitación técnica.

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