Anove es una asociación privada y sin ánimo de lucro, que agrupa a la práctica generalidad de las empresas dedicadas a la investigación, desarrollo y explotación de nuevas variedades vegetales y demás invenciones biotecnológicas referidas a plantas o material vegetal. La asociación aspira a constituirse en un instrumento necesario para contribuir a la resolución de los retos que afronta la agricultura española. Hablamos con su secretario general Antonio Villarroel.

– ¿Cuál es el papel de Anove?

Anove es un grupo de empresas relacionadas con las obtenciones vegetales. Este es un sector poco valorado, ya que al fin y al cabo la labor de los obtentores vegetales es la base de toda la agricultura. La idea era unir a estas empresas que antes estaban dispersas, e intentar defender tres puntos, la propiedad intelectual, cuestión fitosanitaria y la biotecnología.

– ¿Cómo valora la posible aprobación de los nuevos eventos de maíz?

A nosotros nos parece un aspecto crucial, es una medida imprescindible que llega muy tarde. No es concebible que hayamos estado todos estos años sin ninguna aprobación, por tanto asistimos a ella con un optimismo esperanzado. La situación que hay ahora mismo en Europa es poco racional, además no está basada en criterios científicos, ya que todos los informes que  ha presentado la EFSA han establecido que no hay ningún tipo de riesgo con los eventos OGM presentados, y que además no hay ninguna base científica que justifique la imposición de restricciones.

– ¿Por qué Europa es tan reacia a la normalización de los OGMs teniendo ejemplos de referencia con EEUU?

Hay varios factores. Toda la resistencia hacia la aceptación de esta tecnología obedece a cuestiones que no son científicas, son de tipo ideológico, político y sociológico. Yo pienso que hay una base de temor hacia las nuevas tecnologías que es inherente en el ser humano,  hay que recordar que se decía que la luz eléctrica provocaba ceguera. Además no hay que olvidar que la biotecnología es una de las herramientas más poderosas que ha conocido la humanidad, su plasticidad hace que el potencial que tiene sea enorme. Estamos perdiendo un tren estratégico, ya que a todo lo que hemos llegado lo hemos conseguido gracias a la tecnología. Todos estos entorpecimientos lo que están provocando es abrir una brecha cada vez mayor, con lo cual nos haremos cada vez más dependientes de los países que sí han apostado por esta tecnología.

– ¿Qué consecuencias cree que tendrá para los productores?

Sin duda alguna positivas, nosotros esperamos ese cambio de posición por parte de las autoridades comunitarias. Esto es complejo, ya que no existe un gobierno único si no que lo que se establece es un compromiso entre países con intereses distintos. En cuanto haya un grupo reducido de países en contra, pueden establecer un veto. Yo creo que la aprobación va a permitir normalizar poco a poco la percepción que se tiene de la biotecnología, primero por parte del  legislador y después ya irá llegando a agricultores y consumidores. Otro aspecto positivo será que evite determinados monopolios no queridos, monopolios que surgen porque sólo le han aprobado un evento a una determinada empresa.

– ¿Qué tipo de medidas considera que se deberían aplicar para mejorar los intereses del sector?

Esta es una pregunta más difícil, la razón a esta resistencia no es una sola sino que son muchas, desde cuestiones puramente políticas hasta factores sociológicos. Una cuestión que nos parece interesante es que el “sector agroalimentario” se una para mostrar sin complejos el valor de la tecnología en este campo. También debemos presentar claramente que todos estamos a favor de la sostenibilidad, pero la única sostenibilidad posible es la que está apoyada en la tecnología, ésta nos va a permitir resolver los problemas que tenemos, preservar nuestro medio ambiente y en definitiva que nuestros descendientes hereden los mismo recursos que nosotros tenemos. Sé que no es fácil ya que la tecnología no vende a nivel de imagen, pero tenemos que hacer un esfuerzo.

– ¿Por qué cree que organizaciones como Greenpeace realizan campañas en contra de este tipo de cultivos que ofrecen una seguridad científica?

Si entendemos por ecológico una preocupación por la preservación del medio ambiente eso lo compartimos todos. Yo creo que hay una idealización de la naturaleza que viene de antes, de una  naturaleza que parece que excluye al ser humano, como si éste no formara parte de la misma, lo cual es aberrante ya que nosotros somos tan naturales como el lince o el gorrión. Algunos de los factores que pueden explicar esto es el desplazamiento de la población que ha pasado del campo a la ciudad, las grandes ciudades no están bien resueltas y muchas veces idealizamos el campo, yo creo que esa distancia de la ciudad con respecto al campo explica esta idealización. En estas organizaciones hay una raíz política de  movimientos de extrema izquierda que se han quedado sin otras banderas.

– ¿Por qué parece que socialmente cala más la “cultura del miedo” que realiza Greenpeace que los rigurosos datos que ofrece la ciencia?

Porque las malas noticias son siempre más noticias que las buenas, los medios de comunicación tienen sus propias dinámicas y son un negocio como otro cualquiera y el miedo es un buen resorte para vender, por decirlo en tres palabras “el miedo vende”.

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